Si bien es cierto que es relativamente sencillo encontrar una grabación con alguno de los conciertos de Vivaldi para instrumento de cuerda pulsada, resulta casi imposible encontrar una con todos ellos que además se haya realizado en este siglo. Precisamente con esta propuesta vuelve a sorprender el prolífico guitarrista Thibault Cauvin. La modernidad de estas piezas fue lo que llamó su atención, esa energía y dinamismo de la música de Vivaldi que tanto encajan con el aspecto festivo de la guitarra.

Como en otras ocasiones, Thibault utiliza todos los rangos de expresividad en beneficio del conjunto, y en esta ocasión le ha añadido un potente sonido, menos redondo que en otras ocasiones pero más preciso y sobre todo, muy adecuado para el empaste con la armonía del Barroco. Con ello consigue un rango uniforme para las transcripciones de mandolina y laúd, poco ortodoxo pero efectivo, que a su vez se apoya en una peculiar formación orquestal, la cuerda frotada tiene una concepción actual mientras que el bajo lo hacen el clavecín y la tiorba. Entre todas las obras, destacan el Concierto de Mandolina por la oportunidad que ofrece para apreciar el virtuosismo y la musicalidad en una perfecta simbiosis y las Trío Sonatas por su enorme belleza. 

Esther Martín