Feliz cumpleaños (y II)

El pasado mes de mayo publicamos la primera entrega dedicada al ochenta cumpleaños de Caballé, que le dedicó Sony. También Emi, que fue el sello que más grabaciones completas nos ofreció de Montserrat Caballé en su mejor momento, se une a las celebraciones del ochenta cumpleaños de la soprano. Lo hace sin embargo con un estuche que no difiere mucho en contenido de su anterior cofre de la serie "Icon", centrándose ahora eso sí en su faceta más operística y dejando fuera el volumen que contenía su personal aportación al mundo de la música de cámara.

El primero de los discos que se ofrecen está dedicado exclusivamente a Vincenzo Bellini, con dos redondas grabaciones: Il Pirata, junto a su marido Bernabé Martí e I Puritani, con el simpar Alfredo Kraus. De ambas se incluyen las grandes escenas solistas de las protagonistas, y tanto en las de Imogene como en las de Elvira, podemos comprobar por enésima vez cuánto puede potenciarse una partitura ya genial con un instrumento privilegiado. Y decir privilegiado quizás es quedarse corto, pues en belcanto pocas rivales tiene Caballé. Dominio absoluto de los reguladores, control del fiato de catedrática (algo primordial en las obras de Bellini) y un fraseo magistral convierten la escucha de esta música en algo mágico. La experiencia se repite con la etérea Mathilde de Guillaume Tell o la poliédrica Giovanna d'Arco.

Más Verdi y Puccini ocupan, con el mayor minutaje del cofre, los discos tres y cuatro, en los que se encuentran selecciones de sus grabaciones completas de Aida o Don Carlo, tan alabadas desde su publicación, y de su primer recital de arias de Puccini, dirigido por Charles Mackerras.

Pero de nuevo, lo más atractivo sigue siendo la inclusión de extractos dos recitales que se grabaron en Londres en la primavera de 1970 y el verano de 1971. El primero de ellos, que debió haber sido un registro completo de Roberto Devereux, se transformó en uno de dúos con su marido, y nos trae la oportunidad de oír a una espléndida Caballé en roles que nunca cantó en teatro, como la Valentine de Les Huguenots o la Paolina de Poliuto. El otro recital, de arias de Verdi, nos hace lamentar la inexistencia de una edición completa de estudio de La Forza del Destino u Otello; hasta Macbeth parece escrito para ella con esa inquietante 'Macchia' del cuarto acto.

Y para finalizar, algunas escenas de la Cavalleria Rusticana que registró junto a José Carreras en 1979 y una generosa muestra de su Turandot a las órdenes de Alain Lombard. Esta se ofrece justo después de las dos arias de Liù con Mackerras, siendo muy buena  oportunidad para comprobar la versatilidad y capacidad técnica de esta auténtica maestra.

P.C.J.