Monteverdi y Gardiner

La figura de Sir John Eliot Gardiner está tan estrechamente vinculada a la del compositor cremonés Claudio Monteverdi (1567-1643), que tan solo hay que echar un vistazo al denominador del coro que fundó allá por 1960, Monteverdi Choir, fundamento de su ya legendaria carrera musical, y que se fue convirtiendo en el coro de referencia para el mundo entero en cuanto a calidad musical de sus innumerables grabaciones, conciertos y giras. Pues bien, las tres óperas de las que se conserva la partitura musical, que sepamos, ya tienen su pack de referencia en DVD, y se trata, como no podía ser de otra manera, de la última recopilación que Opus Arte ha publicado en este 2023 de la producción que llevó a cabo Sir John Eliot Gardiner junto a Monteverdi Choir y English Baroque Soloists en 2017 en el veneciano Teatro La Fenice como parte de las celebraciones del 450 aniversario del nacimiento de Claudio Monteverdi.

En esta producción Gardiner reunió a un cast de ensueño para encarnar a los ya míticos roles solistas que protagonizan estas tres monumentales óperas que simbolizan el nacimiento de la ópera como género y que en su momento histórico llevaron a Monteverdi a ser considerado como el ‘creador de la música moderna’. Todo buen melómano que se precie debería adquirir este cofre (o bien la edición en Blu-ray) que bien vale cada céntimo desembolsado, tanto por la calidad de sus solistas, coro e instrumentistas, como por la maestría y pasión demostradas por Sir John Eliot Gardiner en cada pasaje de estas óperas que conforman un pilar básico de la historia de la música occidental. Sus más de quinientos minutos de fascinante música, monumentales interpretaciones y pasión y derroche escénicos son realmente inabarcables en una única reseña, por lo que dejaré tan solo unas pinceladas reseñables de lo que podemos encontrar en este tesoro en forma de trilogía de DVD.

L’Orfeo

El primero de los tres volúmenes, el dedicado a L’Orfeo (1607), una de las primeras creaciones jamás escritas del género operístico, con libreto de Alessandro Striggio, y que además establece al género mitológico como el estándar de la producción operística del siglo XVII y XVIII, comienza con la interpretación para el recuerdo de los cornetos y sacabuches en el patio de butacas de La Fenice de la soberbia y afamada Toccata que abre la partitura. Tan solo este arranque dejará muchos vellos encrespados y carnes de gallina. El sensacional reparto comienza con una Hana Blažíková en verdadero estado de gracia como La música, que incluso llega a acompañarse de un modo real con el arpa. El riquísimo y colorista bajo continuo, conformado por hasta cuatro excepcionales intérpretes de cuerda pulsada, que sumados a la arpista, a la viola da gamba, al clave, al órgano y al violone irán dando una verdadera lección magistral de lo que supuso la seconda prattica a lo largo de toda la interpretación, es tan solo el primer aspecto de una dichosa interpretación comandada por el tenor Krystian Adam como un Orfeo referencial, sabedor de que esta producción quedará plasmada en los anales de la interpretación, tanto por su actitud como por su vital y entusiasta versión.

Debemos destacar asimismo el rol desempeñado por el sevillano Francisco Fernández-Rueda dando vida al Pastore I, por su gran expresividad y buen cometido en el difícil arte del recitar cantando, o la soberbia e imponente interpretación de Lucile Richardot como Messaggera. Para el recuerdo quedan también las impecables y vitales interpretaciones del fabuloso Monteverdi Choir como el nutrido y vital grupo de animosos pastores, que llegan a dar palmas y fabricar unas buenas escenas grupales tan solo con su actitud. La figura de Furio Zanasi, otrora el Orfeo de referencia hace unas décadas como Apollo, no deja de ser todo un homenaje del director hacia su persona.

Para Il ritorno d’Ulisse in Patria, ópera estrenada en 1640, con libreto de Giacomo Badoaro, la puesta en escena se convierte en mucho más intricada y elaborada, puesto que la trama, después de los treinta y tres años que separan L’Orfeo de ésta, es mucho más madura y rica. Tanto para esta interpretación como para L’Incoronazione di Poppea, la labor de Elsa Rooke en la escena está mucho más presente y denota en todo momento un cuidadoso trabajo de cada personaje, que aunque esta producción se autodenomine semiescenificada, no deja de ser una versión escenificada en toda regla, pero carente de la pertinente escenografía. El Ulises de Furio Zanasi toma aquí el relevo protagónico que Adam comenzara en L’Orfeo, demostrando en todo momento un apabullante dominio de la escena y del repertorio. Lucile Richardot se convierte ahora en una Penélope absolutamente desgarradora, imbuida por un personaje completamente hipnótico que se apoya en su bella voz y fuerza escénica.

Claudio Monteverdi plasma en su particular canto de cisne, L’Incoronazione di Poppea (1642), con libreto de Giovanni Francesco Busenello, un curioso abandono del tema mitológico en favor de los hechos históricos acontecidos en la Roma Imperial, pero siempre basado en los afectos que mueven el alma, y en particular por una celebración del amor carnal y de la ambición triunfante. En esta ocasión los roles protagónicos absolutos son compartidos por la carismática y peculiar pareja conformada por la soprano Hana Blažíková y el contratenor Kangmin Justin Kim, que dotan a la escena y a las líneas de canto con una moderna y diferente versión de las recordadas hasta ahora y que permiten ver a un Gardiner arriesgado, que busca la modernidad en su visión de esta ópera. Hay papeles considerados como secundarios que son de auténtica referencia, como los interpretados por Silvia Frigato como Amore y como Valletto. No podemos dejar de mencionar al fabuloso bajo que es Gianluca Buratto, que aquí da vida a Séneca, como un cantante poseedor de un formidable y oscuro registro de bajo que en las tres producciones deslumbra con sus enérgicas y vibrantes actuaciones. 

Por todo esto (y por mucho más), no lo duden, y adquieran su ejemplar de esta memorable producción.

Simón Andueza