West-Eastern Divan Orchestra.
Dir.: Daniel Barenboim.
Decca, 4782719 (CD)
SCHOENBERG, DE REPERTORIO
En el primer bloque de grabaciones para su nueva compañía, Universal (a la que regresa tras más de veinte años), Barenboim ha incluido esta Sinfonía “Patética” de Tchaikovsky. Da la impresión de que el director ha querido en varias ocasiones repetir ciertas obras que en su primera grabación no le habían quedado muy bien: La consagración de la primavera, El Mar, la Quinta Sinfonía de Tchaikovsky, o, ahora, su Patética. En los segundos registros fonográficos de estas obras los resultados han mejorado ostensiblemente. En la Patética, tomada en el Festival de Salzburgo el 13 de agosto de 2007, la temperatura emocional, la sinceridad y la naturalidad y fluidez de la recreación han aumentado mucho si la comparamos con su grabación Teldec, algo irregular, con la Sinfónica de Chicago de febrero de 1998. En pocas interpretaciones de esta Sinfonía aparecen esas referidas cualidades en grado tan alto, y en pocas se aprecia un entusiasmo y una entrega tan incondicionales de los músicos a su director. Señalaré la inmensa melancolía que impregna el 2º movimiento, mucho más doliente que –como suele hacerse– elegante. Los jóvenes del Diván ya habían alcanzado por esas fechas un nivel técnico y una compenetración impresionantes: ya se sabe que varios de ellos han recalado en orquestas estables de primera magnitud, sean las Filarmónicas de Israel o Berlín, la Sinfónica de la Radio Bávara o la Staatskapelle de Barenboim. Ésta es, pues, una de las grandes Patéticas en disco y una de las mejor grabadas. Pero he de decir que la que ha dirigido este músico en la Philharmonie de Berlín el pasado 29 de marzo de 2011 a su Staatskapelle (concierto compartido con Rattle en recuerdo de las víctimas del terremoto y tsunami de Japón) es aún superior, sobre todo en lo que respecta al finale, de un pesimismo demoledor, terminal. En cualquier caso, la Patética más genial en CD sigue siendo para mí la de Bernstein con la Filarmónica de Nueva York (D.G. 1987), una versión límite por sus lentísimos tempi, con un primer movimiento de una intensidad emocional que nadie ha igualado. Las Variaciones op. 31, ofrecidas en el mismo concierto salzburgués (cuyo programa completo se anuncia en DVD) Barenboim las había dirigido muchas veces pero no grabado. Están “explicadas” con una claridad como quizás nunca haya escuchado, haciéndolas más accesibles, e interpretadas más en la línea expresionista de Solti (Sinfónica de Chicago, Decca) que en la más cerebral de Boulez (Sinfónica de la BBC, Sony 1977, y Sinfónica de Chicago, Erato 1992). Lo más asombroso del disco que nos ocupa es quizá comprobar el rendimiento de la orquesta, en público, en una de las partituras más complicadas e intrincadas de todo el repertorio orquestal.
A.C.A.