Musica Aeterna / Teodor Currentzis.
Sony Classical 88985404352 (CD)
CURRENTZIS: SOBRECOGEDOR TCHAIKOVSKY
Pocas veces una gran obra, como la Sinfonía Patética de Tchaikovsky, encuentra en nuestros días una versión discográfica que aporte algo nuevo a su extensísima discografía y mucho menos que resulte tan apabullante y excepcional como el registro debido al extraordinario director griego Teodor Currentzis. Escuchen el abrumador y formidable primer movimiento de esta grabación, porque pocas veces o quizá nunca se ha grabado con semejantes dosis de dramatismo, belleza, pasión, nostalgia y perfecta planificación musical, con un tratamiento de la dinámica fuera de serie (y amplitud de detalles, por ejemplo los sensacionales “solos” de clarinete, o los tresillos de la cuerda grave o las intervenciones de los metales) y tendrán que darme la razón… Pero esto no es lo importante.
Lo auténticamente importante es que tenemos la ocasión de disfrutar de una nueva versión realizada con los mejores medios técnicos (gracias al sello Sony Classical) y debida a un director de orquesta verdaderamente singular, cuya labor constituye un soplo de aire fresco y cuya interpretación de la partitura resulta intensa, apasionante y reveladora, obteniendo, además, una soberbia respuesta orquestal. No se trata de una hipérbole, es una realidad.
Escuchen, insisto, el primer movimiento, el famosísimo Adagio-Allegro non troppo, con su lúgubre y misteriosa introducción, con su bellísimo e inmortal tema cantabile fraseado de manera sin igual, lírico, poético y majestuoso; escuchen también la sección central (colosalmente ejecutada, con unos clímax apocalípticos), donde podemos casi experimentar en nuestro interior la cólera desesperada de Tchaikovsky, al que desde las altas esferas de la sociedad rusa se le obliga a morir en el cénit de su carrera y que compone esta extraordinaria sinfonía como un testamento músico-vital excepcional, convirtiéndolo, con toda conciencia, en su propio requiem.
El segundo movimiento, Allegro con grazia, vals en 5/4, resulta en su punto justo de espectral y melancólica brillantez (resumen nostálgico del siglo XIX que vivió el compositor ruso), con una sección central en modo menor de una angustia contenida, y una segunda frase apianada, bellísima, y que se convierte en su sección final en un resignado canto (a un tempo algo más rápido de lo habitual) cerrando con una elegante coda.
Alto voltaje
Sensacional el tercer movimiento, Allegro molto vivace, la más brillante marcha sinfónica jamás compuesta encuentra en Currentzis a un director de “alto voltaje”. La orquesta, al límite, se luce sin pudor, con un virtuosismo formidable (si hiciéramos ficción musical, ¿qué resultados obtendría Currentzis con las Filarmónicas de Berlín o Viena, la Concertgebouw o Chicago?), en un crescendo emocional constante, basado en un ritmo implacable, que deja al oyente sin aliento y que nos hace comprender la rebeldía heroica de Tchaikovsky (y del ser humano) ante su destino inevitable.
Y por último, el adiós, el Adagio lamentoso final. En este cuarto movimiento, Currentzis se nos aparece como director dotado de un sin igual sentido dramático, teatral. Se trata de la interpretación que más mira hacia el futuro, expresionista, cuasi mahleriana, pero también en la sección central dotada de un lirismo de buena ley, tocado “a tempo”, sin concesiones. Es una despedida, pero ajena a las veleidades wagnerianas, la grandilocuencia y los sentimentalismos. Hay un dolor profundo y Currentzis lo administra con sobriedad, rigor e identificación con el destino de Tchaikovsky. La coda es sobrecogedora, una auténtica disolución en el abismo.
En definitiva, grandísima versión que se coloca a la altura de las mejores (Mravinsky/Leningrado, Karajan/Berlín -años 70-, Bernstein/Nueva York o Giulini/Philharmonia). El disco, de escasa duración, se completa con un peculiar, poético e interesante texto del propio Currentzis, intrínsecamente unido a su particular visión de la Sinfonía Patética y del universo de Tchaikovsky.
Gran actuación de la orquesta Musica Aeterna, debidamente engrosada en sus filas, que habitualmente participa en la grabaciones del maestro griego, magnífica en todas sus secciones. Espectacular toma de sonido. Recomendación total.
Luis Agius