Hakan Hardenberger. Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig / Andris Nelsons.
Dir.: Ute Feudel.
Accentus ACC10494 (BR)
PURO NELSONS EN SU ELEMENTO
El registro contiene tomas de los conciertos celebrados en la Gewandhaus a mediados del mes de diciembre de 2019; con él, Accentus ya tiene en su catálogo las tres últimas Sinfonías de Tchaikovsky dirigidas por Andris Nelsons, sin duda uno de los grandes traductores de la música del compositor de los últimos tiempos. En realidad, las tres obras que conformaron el programa de aquellos conciertos se adaptan perfectamente al repertorio dominado por el letón.
Para abrir boca, con el Preludio de Khovanschchina consigue sumergir al auditorio en un mundo mágico de múltiples evocadoras sugerencias; en cinco o seis minutos, el director da una auténtica lección de cómo se han de ensamblar entre sí los diferentes elementos que interaccionan entre sí en la pieza, mediante una atención especial al color de la orquestación y su relación con el material temático a desarrollar. Nelsons se sirve de la versión de Shostakovich de esta obra, quizás como preámbulo de la composición a la que precede, el Concierto para trompeta Op. 94 de Weinberg, sobre la que planea de forma más que evidente el espíritu del autor de La Nariz.
No queremos decir con esto que la obra del polaco carezca de la característica personalidad que imprime en todas sus partituras, pues, si bien Shostakovich se halla presente, la composición presenta un fuerte grado de originalidad, muy especialmente en lo que se refiere a un discurso musical que nos hace permanecer en continua expectación hacia lo que va a ocurrir a lo largo del mismo. Este efecto toma un muy particular protagonismo en el último movimiento del Concierto (Fanfares), donde las alusiones a las diferentes obras de otros autores son intercaladas entre sí en un alarde de virtuosismo bien entendido, nada banal ni superficial, y poniendo a prueba la destreza de solista y orquesta. El gran Hakan Hardenberger se ocupa de dar brillo a la parte solista, en perfecta complicidad con Nelsons, una vez más muy atento al detalle y vertiendo sobre la interpretación la necesaria dosis de imaginación que requiere la obra.
El “plato fuerte” de estas sesiones era la Cuarta de Tchaikovsky. Durante los dos últimos años, Accentus nos ha ofrecido registros de la Patética y la Quinta por Andris Nelsons, al frente siempre de la Gewandhaus; como decíamos al principio, con esta Cuarta ya tiene la firma las tres últimas Sinfonías del compositor de Cascanueces por el letón en su catálogo. Si comparamos estos registros con los que grabó para la firma Orfeo en su etapa de Birmingham, podremos comprobar la evolución que esta música ha experimentado en sus manos. Ya entonces las versiones eran de un calibre superior; ahora, además, el director ha logrado hacer “suyas” estas obras, de modo que en cada una de estas interpretaciones ya encontramos una huella muy personal que se hace evidente, a pesar de que las características de la orquesta que tiene enfrente no sean la más idóneas para desarrollar su versión.
Son estas tres últimas sinfonías de Tchaikovsky, quizás la Cuarta la que más, obras de extremos que deben ser contrastados con gran pericia para no caer ni en lo tremendista o lo burdo, ni en el empalago, como tantas veces ocurre. Nada más lejos de lo uno y de lo otro encontramos en las propuestas de Nelsons, sino que son tratadas por él como lo que son, tres de los grandes monumentos del género sinfónico de la última mitad del XIX. En definitiva, una de las primeras opciones para acceder a esta obra, tanto en imágenes como en cualquier otro formato.
Rafael-Juan Poveda Jabonero