Aunque tuviera a mi disposición el triple del espacio de esta breve columna no podría resumir la grandeza de este estuche con 13 CD antológicos del gran Sviatoslav Richter. De Richter todo lo que se diga es poco, y esta colección de grabaciones (reunidas ahora gracias al sello Profil-Hänssler) es un imprescindible en la fonoteca de cualquier melómano. Desde el archiconocido (y sobrevalorado, a mi juicio) Concierto para piano n. 1 de Tchaikovsky, que en esta edición consta por duplicado con Karajan en el estudio y con Ivanov en directo, hasta unos inquietantes Cuadros de una exposición en los que, incluso en las secciones más tranquilas, se respira ansiedad y agitación.

Algunos de los registros son muy interesantes por desconocidos, como aquellos en los que la soprano Nina Dorliak se une al pianista en los ciclos de canciones de Mussorgsky (nada fáciles, en apariencia), Glinka o Dargomizhsky. No podía faltar la sección dedicada a Rachmaninov, con sus Conciertos ns. 1 y 2, amén de una selección de Preludios ciertamente vibrantes.

Pero los registros de obras menos conocidas, como los Conciertos de Glazunov o Rimsky-Korsakov, son quizá las piezas más interesantes de todo el paquete, pues no sólo nos muestran la pericia de Richter como virtuoso, sino que nos abren mente y oídos a repertorios inhabituales que permanecen a la sombra de autores mucho más renombrados. Un descubrimiento, atesorado como una perla en una edición fuera de serie. Si no la tiene, hágase con ella.

Álvaro Menéndez Granda