STRAVINSKY REENCONTRADO 

En unos momentos en que tanto se habla de reencuentros, Sony pone a disposición del aficionado esta pequeña gran joya que atesoraba en sus archivos. Pequeña porque, aunque a lo largo de estos seis CD circulan gran parte de las obras claves del compositor, realmente se hace corto el contenido; y grande porque nos desvela el tremendo fervor con que Bernstein trabajaba la música de Stravinsky. Es importante reconocer esto último, pues no suele mencionarse a menudo la afinidad que el americano mostró casi siempre hacia la música del autor de La consagración de la primavera o, al menos no tanto como se hace mención a la que profesaba hacia la de otros compositores. Quizás tenga algo que ver en esto la idea que nos dejaron los registros que el maestro realizó durante los últimos años de su vida para DG; un Stravinsky mucho más domesticado, más volcado hacia el aspecto emocional que el que habitualmente solía ofrecer hasta fines de la década de los setenta, para quien esto escribe mucho más interesantes que los posteriores. Quedan excluidas de esta lista de registros, por supuesto, las inigualables Misa y Las bodas que la firma alemana publicó en 1977.

Comenzando por el primer CD, éste incluye sendas grabaciones de la suite de La historia de un soldado y el Octeto para instrumentos de viento. En ambos casos, el maestro dirige a solistas de la Orquesta Sinfónica de Boston, quienes corroboran ya en aquel lejano 1947 (año de la grabación), que formaban parte de una de las dos o tres más grandes orquestas norteamericanas. La simbiosis entre Bernstein y ellos es perfecta ya en aquellos primeros momentos del inicio de la larga y estrecha relación que el maestro siempre mantuvo con la institución. El siguiente CD contiene una Sacre de 1958, al frente de la Filarmónica de Nueva York, de vértigo, telúrica, sin duda de lo mejor que hasta la fecha se había hecho al respecto; se acompaña de una Suite de El pájaro de fuego (1958) que, posiblemente sea lo menos bueno de todo el álbum.

En el tercer CD se interna por los escabrosos pentagramas del Concierto para piano y viento, una difícil obra, en la que Seymour Lipkin no sale muy mal parado como solista, sin duda porque sigue a pies juntillas lo que el director le aconseja. Se completa este CD con una adorable versión de la Suite de Pulcinella; son tomas de 1959 y 1960 respectivamente, y la orquesta, de nuevo es la Filarmónica de Nueva York. El cuarto CD está íntegramente dedicado a Petrushka; valga decir que, comparadas una con otra, esta es aún superior a la que nos dejó en sus últimos años, sin duda, lo mejor de esos registros para DG a que nos referíamos antes. El CD se completa con una charla del propio Bernstein acerca de la obra; llegamos ya a los años 1969 y 70. El quinto CD contiene otra grabación de Le Sacre, en esta ocasión con la Sinfónica de Londres; versión mucho más madurada que la anterior, pero sin restar un ápice de impulso enérgico. Tanto esta versión como la de Sinfonía de los Salmos con que concluye el álbum se realizaron con ocasión del célebre concierto homenaje del 8 de abril de 1972 que publicó ICA en 2014; La consagración el 5 y la Sinfonía el mismo día del concierto. Para concluir, una de las grandes versiones de Edipo Rey de la historia, con René Kollo y Tatiana Troyanos en los papeles principales. También de 1972.

En fin, hay que conocer estos discos, desde el primer acorde con que irrumpe la Marcha del soldado, hasta el último dominum de la Sinfonía de los Salmos con que concluye el último de ellos.

Rafael-Juan Poveda Jabonero