Con el precioso detalle de una rosa en la portada (Stolen Roses, Rosas robadas es el sugerente título de este disco), extraída de un lienzo de Marie Louise Élisabeth Vigée Lebrun, de los varios que dedicó a María Antonieta, Xavier Díaz-Latorre afronta un recorrido por la transcripción, preciosas rosas robadas de los originales, como la descomunal Ciaccona de la Partita BWV 1004 de Bach o la Passacaglia en sol menor de las Sonatas de Rosario de Biber, interpretación de una poesía extraordinaria, que invita a escuchar este disco en la absoluta oscuridad, dejándose llevar por los hipnóticos armónicos y la magnética presencia de este instrumento, en una grabación de una naturalidad y calidad incomparable. 

En la Suite BWV 995 (una transcripción de la Suite BWV 1011 y “reconvertida” por el propio Bach como suite para laúd), “supera” al mismísimo Hopkinson Smith, logrando con su fino pulso y su equilibrio expresivo una interpretación de profundo nervio, siempre intensa. En las menos interpretadas Fantasía I en si bemol mayor TWV 40:14 de Telemann y Suite en la menor de Westhoff (ambas originales para violín), mantiene la fe en unas músicas que no alcanzan a Biber, Bach (su Ciaconna es una experiencia absoluta) o Weiss, con el que se cierra el disco con la dulzura de la Fantasía en do menor, muy diferente de otras aproximaciones igualmente hermosas, como la de José Miguel Moreno.

Gonzalo Pérez Chamorro