Reeditada y remasterizada, la integral de las Sinfonías de Sibelius por Leonard Bernstein, sin alcanzar los trances con la Filarmónica de Viena en DG (integral en vivo que, como sabrán, quedó incompleta a falta de las Sinfonías ns. 3, 4 y 6), es una inmejorable oportunidad para comprobar cómo entendía Lenny al finés en la década de los sesenta. Tanto él como Barbirolli abrieron un hueco que todavía no se ha podido rellenar, aunque, a cierta distancia, haya intérpretes de gran nivel, como Colin Davis y Berglund. Por este motivo, comprobar este Sibelius con una maravillosa Filarmónica de Nueva York y el lujoso estéreo de la época (por el clarinete de Stanley Drucker en el comienzo de la Primera ya hay una razón para la compra) es una experiencia para el oyente. Y es curioso que lo mejor de la integral sean las Sinfonías no grabadas con Viena, Tercera, Cuarta (una de las grandes de la discografía, emocionantes los dos “lentos”, movimientos impares) y Sexta. En cambio, quizá el punto más bajo sea la Quinta (aun así, superior a muchas versiones), mientras la Primera es sensacional (su Primera con Viena es “la” Primera) y la Segunda abre una vía hacia su entendimiento futuro, como la Séptima, sin aquella coda vienesa que suponía una desgarradora despedida de la vida. Complementos a igual nivel. Por precio, música e interpretación, imprescindible cajita.

Gonzalo Pérez Chamorro