(Hamlet, El tábano, La nueva Babilonia, 5 días, 5 noches, El rey Lear, Zoya, La caída de Berlín, Montañas doradas, Maxim, Sola).
DSO Berlin, RSB Berlin / M. Jurowski, J. Wood, L. Grin.
Capriccio C7450 (7 CD)
SHOSTAKOVICH DE CINE
Con Dmitri Shostakovich (DSCH) se da la paradoja de que es uno de los compositores más prolíficos de la historia del cine, con un catálogo que supera la treintena de películas e incluye alguna banda sonora que puede tutear a las músicas de Alexander Nevsky, Vértigo o Rebecca (aquí citaría las excelentes partituras de Hamlet Op. 116 o El rey Lear Op. 137), y sin embargo su faceta cinematográfica ha sido minusvalorada o directamente ninguneada. Poco ayuda el hecho de que los films en los que DSCH colaboró están casi todos olvidados. Quizá su reputación como compositor de cine sería hoy otra si hubiera trabajado con Eisenstein o Tarkovsky (dejo para la fantasía más alocada un What If en el que DSCH nace en EE.UU y conoce a John Ford…).
Capriccio ha sido uno de los pocos sellos que ha apostado con decisión por recuperar las bandas sonoras de DSCH. Este set de 7 CD recoge en 2025 las grabaciones ya clásicas que Capriccio llevó a cabo entre 1988 y 1995, en el que participaron dos formaciones teutonas (Deutsches Symphonie-Orchester Berlin y Rundfunk-Sinfonieorchester Berlin) y tres entregados directores (M. Jurowski, J. Wood y L. Grin). Debemos a Gennady Rozhdestvensky la reconstrucción de algunas de estas partituras y a Lev Atovmyan la adaptación y agrupación de un buen número de bandas sonoras como suites para orquesta. A partir de esos materiales, Capriccio seleccionó y grabó los 10 títulos recogidos en este set, para mí muy recomendable.
Como no todo van a ser loas, empecemos con lo menos meritorio. La caída de Berlín es una película propagandística que pretendía ensalzar la figura de Stalin. Pocas veces sonará tan falso el triunfalismo orquestal. Pocas veces un coro sin palabras sonará tan bobalicón como en este panfleto. Salvan la audición una interpretación irónica y la curiosidad de encontrar una semilla musical de la Sinfonía n. 7. DSCH empleó la música de cine también como campo de pruebas, y ello se percibe por ejemplo en 5 días, 5 noches, banda sonora en la que hallamos motivos de la posterior Sinfonía n. 11. En esta partitura, DSCH se permite además una alusión al finale de la Sinfonía n. 9 de Beethoven, menciones ajenas que encontramos por ejemplo en la Sinfonía n. 15, con sus citas de Rossini y Wagner.
La excelente música de Sola Op. 26, que ocupa todo el último CD, es bastante más que un lugar de experimentación en el que aparecen referencias a La Nariz y Lady Macbeth de Mtsensk. Es necesario situar en el tiempo estas bandas sonoras para entender la música que las conforman: Sola, de 1930-31, es inmediatamente posterior al descacharrante ballet La edad de oro y anterior a la provocativa Lady Macbeth. Y un viaje a Dresde, ciudad arrasada tras la guerra, fue el escenario a partir del cual DSCH compuso su rabioso Cuarteto n. 8 y la banda sonora de 5 días, 5 noches.
El mismo joven desvergonzado de la Sinfonía n. 1 y de La Nariz es el firmante de la sensacional La nueva Babilonia Op. 18, reconstruida en 1976 por Rozhdestvensky, en la que lo grotesco, lo alucinatorio y lo sarcástico campan a sus anchas. Y el mismo hombre hundido de la Sinfonía n. 13 y de la cantata La ejecución de Stepan Razin (obra que no me cansaré de recomendar a quien no la conozca) es el declarante que testifica en la suite de la película Hamlet Op. 116a, coetánea de las anteriores y jalón de la música cinematográfica. En la música de Hamlet sobrevuelan Stepan Razin y la desolación de una tundra.
Daniel Pérez Navarro