El programa de este disco no tiene desperdicio: tres Conciertos, uno bien conocido, el de Shostakovich; otro apenas nada, pero de manifiesto interés, el de Jolivet, y un tercero que va ganando cada vez a más trompetistas, y con todo merecimiento, como es el de Weinberg. Si a ello añadimos la oportunidad que brinda de disfrutar del talento de la joven Selina Ott, primera mujer, tras setenta ediciones, en ganar el Concurso de la ARD de Múnich en la categoría de trompeta, la recomendación es plena. Sus interpretaciones tienen el brillo que se supone a su instrumento, pero también brío y agilidad, y, muy especialmente, una amplia gama de registros. Si en el Concierto para piano, trompeta y cuerdas de Shostakovich su papel es brillante, pero secundario, en la enérgica y muy rítmica de Jolivet se invierten los papeles y es la trompeta la que se impone al piano. Pero es en el Concierto para trompeta de Weinberg donde Ott realmente se sale. Menuda obra también: desenfadada y con tendencia a lo grotesco en su primer movimiento, Etudes; onírica e inquietante en el segundo, Episodes, y absolutamente fantasmal en el último, Fanfares, todo él definido por citas de Mendelssohn, Rimsky-Korsakov y Bizet. Solo por ella ya valdría la pena este disco.

En Shostakovich y Jolivet participa la pianista Maria Radutu, irreprochable en cuanto a técnica y no menos en cuanto a fuerza e intención. La atenta e incisiva dirección de Dirk Kaftan al frente de la orquesta redondea un trabajo excelente.

Juan Carlos Moreno