Tras aquel excelente disco de 2008 con los 4 Impromptus D 899, las 3 Klavierstücke D 946 y el Allegretto D 915, vuelve ahora Perianes a Schubert con un segundo disco que corrobora cuánto es capaz de profundizar en “el más difícil de interpretar de los grandes compositores” (Arrau). Demuestra aquí mayor madurez aún que en el anterior y un toque aún más aquilatado y exquisito, con unas sonoridades de una variedad de acentos y colores y una gradación de intensidades exclusivas de un auténtico maestro del piano. El tema inicial de la Sonata D 664 tal vez no alcanza la belleza cantabile que podría, pero todo su desarrollo, con la aparición de elementos desestabilizadores, es magistral. Los dos últimos movimientos son realmente de ensueño. En ellos se repliega en una interpretación interiorizada e intimista de extraordinaria belleza. Similares propósitos le guían en la monumental y última Sonata, D 960, cuyo Molto moderato fluye plácido y sereno, con excepcional naturalidad y un lirismo de los más altos vuelos. Sorprende la casi completa ausencia de los conflictos y las sombras que aparecen en otras interpretaciones, pero la lógica de esta aproximación es indudable. Ciertamente hay hoy muy pocos pianistas capaces de hacer un Schubert tan admirable. La toma de sonido, realizada en Granada por técnicos del Estudio Teldex de Berlín, es modélica.

Ángel Carrascosa Almazán