Christian Gerhaher continúa su paso firme y seguro en el terreno del Lied. Su personal modo de entender el género se desvela cada vez más apropiado al repertorio que aborda, y del cuál no se aparta. Su fuerte personalidad abre un nuevo horizonte que se traduce en variadas y edificantes experiencias donde música y poesía ocupan un lugar común, y en el que el análisis en profundidad de la obra en cuestión ejerce una función primordial. Esta nueva versión de La Bella Molinera no es, ni mucho menos, una más. Como suele ocurrir en cada nueva interpretación de Gerhaher, aquí encontramos formas diferentes de expresión que en modo alguno responden al capricho del intérprete, y sí a una coherente disposición y entendimiento del discurso musical propuesto por el compositor. Independientemente de las cualidades vocales o la belleza tímbrica de su instrumento, se debe hacer notar su capacidad e inteligencia para metabolizar mentalmente y transmitir la idea global cíclica propuesta por Schubert, sin que, por ello, deba dejar de diseccionar de modo individual cada uno de los corpúsculos que componen ese todo. No es, ya digo una versión más de la obra. Quizás sea una de las más analíticas que existen. Un difícil y concienzudo ejercicio de análisis, música y poesía.

Rafael-Juan Poveda Jabonero