Alison Balsom ha estado ligada a la casa Emi desde el año 2002 y resultado de ello han sido un conjunto de registros que abarcan todas las épocas y un abanico amplio de compositores entre los que se encuentran Purcell, Bach, Haydn y Hummel, pero también, en el otro extremo, Zimmermann o Takemitsu. El que presenta ahora, en Warner, titulado “París”, nos invita a un paseo sonoro de lo más excitante. Nos topamos con Satie y su Gymnopédie n. 3, que da paso a dos piezas de Piazzolla, Café 1930 y Oblivion para recalar en Messiaen y tres de sus Veinte miradas sobre el Niño Jesús. No podía faltar Ravel con su Pieza en forma de Habanera y el segundo tiempo, Adagio assai, de su Concierto en sol. Otra vez Satie, ahora su Gnossienne n. 3 y se concluye el recital con dos obras; Las hojas muertas de Joseph Kosma (1905-1969) y Nubes de Django Reinhardt (1910-1953). Cada una de ellas goza de una  interpretación sentida, refinada, cuidada al máximo. Y es que Balsom controla la dinámica de su instrumento y extrae de él sonoridades cargadas de misterio y de hipnótica seducción. Muy bien todos sus acompañantes a la guitarra, así como el conjunto The GuyBarker Orchestra con Timothy Redmond al frente.

Pedro Sancho de la Jordana Dezcállar