Galardonado con el Premio de la Academia por las partituras de Spellbound, A Double Life o Ben-Hur, el compositor húngaro-estadounidense, Miklós Rózsa (1907-1995), nunca abandonó la composición de concierto además de poner música a un centenar de películas. Formado en Budapest y Leipzig, Rózsa diseñó un melódico y eficaz lenguaje en el que las influencias de Bartók y Kodaly son atemperadas por la tradición germánica. Así, obras como la temprana de 1932, Theme, Variations, and Finale le otorgaron el reconocimiento del público y músicos como Georg Solti, Bruno Walter o Leonard Bernstein.  

Escrita al tiempo de la Revolución Húngara de 1956, surge la postromántica y heroica Obertura para un concierto sinfónico (1956/63) coetánea de la revisión de la Serenata húngara (1946/63), que aúna materiales previos en un ramillete de atmosféricas piezas de folklórica métrica irregular. De 1972 es Tripartita, penúltima incursión sinfónica del compositor a excepción de su lírico Concierto para viola de 1984 y, quizás, la obra de mayor calado expresivo de este fantástico disco editado por Capriccio. Con un trazo colorista en la orquesta, el ágil discurso despliega un hilo dramático de turbulencia waltoniana que cierra la obra con contundencia cinemática. La interpretación de la Deutsche Staatsphilharmonie Rheinland-Pfalz dirigida por Gregor Bühl se beneficia de una toma sonora ejemplar igualando a los registros de Amos (Tripartita) en HM y superando los de Gamba en Chandos. Muy recomendable.

Justino Losada