Sinfonía de cuerdas, Divertimento, Concierto para violonchelo y orquesta de cuerda, Concierto para dos violines y orquesta de cuerda.
Iagoba Fanlo, cello; Sergey Teslya y Joaquín Torre, violines. Cammerata Orchestra.
Naxos 8.579044 (CD)
Anhelo de espiritualidad en la vanguardia
Bien entrada la segunda década del siglo XXI (cuando ya comprobamos que no estamos en una era de cambios, sino en un cambio de era) la creación musical se mueve desde hace muchos años más allá de la vanguardia que, en España, tuvo un hito en la llamada Generación del 51. Nuevas propuestas que, en el caso de Alfonso Romero Asenjo (1957) se materializan en una trayectoria llena de premios y distinciones. Estas subrayan una esencial preocupación por un lenguaje musical del que no está ausente un anhelo de espiritualidad, muchas veces olvidado en la creación contemporánea. Como muestra, esta grabación editada en Naxos con Conciertos y obras para cuerda.
Poseedor, sin duda, de un lenguaje inconfundible, muy particular, quizá podríamos calificar su obra como “transvanguardista”. En tanto que “no está ni más acá de la vanguardia ni más allá tampoco, sino que la tiene en cuenta, la conoce, la valora, la usa eventualmente si la necesita y se mantiene en unos límites de lenguaje que le son propios”, en palabras de Tomás Marco referidas en este caso a su mentor, el sevillano Manuel Castillo, pero que le vienen como anillo al dedo a Romero Asenjo.
Repertorio
La Sinfonía de Cuerdas es la obra más reciente de las cuatro que integran esta grabación. La estrenó la Orquesta de Cambra Catalana en 2014 en el exquisito auditorio de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Consta de tres movimientos y comienza con un movimiento ascendente de las cuerdas, que progresivamente irá alcanzando gran agitación. Tan solo en momentos dispersos se aplaca la inquietud, aunque la composición culmina con una conclusión en pianissimo, a diferencia de la sinfonía clásica. El compositor nunca ha ocultado su pasión, tanto intelectual como creativa, por el séptimo arte y su vertiente sonora. Ello se refleja a lo largo de su producción, de la que nos es a veces imposible disociar imágenes visuales que nos vienen a la cabeza y que vienen a ser así como fogonazos que iluminan una realidad no por incierta menos atractiva. La interpretación de la Cammerata Orchestra refleja perfectamente todos estos aspectos, con una toma de sonido muy nítida.
El Divertimento fue concebido como un encargo para orquesta juvenil y fue estrenado por la Orquesta del Conservatorio Superior de Córdoba en 1995. Más adelante lo han interpretado numerosas orquestas juveniles debido a su relativa facilidad de montaje y su carácter directo. El tercer tiempo, un vivo Fugato, contrasta con dos tiempos anteriores de carácter meditativo, impregnados de densa inquietud. Con la dirección como concertino de Joaquín Torre, la Cammerata Orchestra reinterpreta aquel destino para orquesta juvenil, otorgando una entidad mayor a la obra.
El turbador Concierto para violonchelo y orquesta de cuerda, compuesto inicialmente para una formación de cuerdas (que es la que escuchamos en esta grabación), se estrenó sin embargo en versión de orquesta sinfónica en 1996, a cargo de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, con Álvaro Campos como chelista y el hoy muy reconocido Gianandrea Noseda como director. El ambiente denso y oscuro de las cuerdas precede a las apariciones del violonchelo, que ilumina la composición con sus frases largas, casi constantemente hilvanadas, de fuerte componente melódico. La prestación de Iagoba Fanlo no puede más que definirse como ejemplar, con un sonido de enorme trascendencia e implicación absoluta.
Por último, el Concierto para dos violines y orquesta de cuerda contó con la dirección del compositor en su estreno, en 1991, con la Orquesta de Córdoba. Está concebido, en parte, como un homenaje al Concierto para dos violines de J. S. Bach, en esa línea de “música sobre músicas” tan frecuentada en el siglo XX. En consecuencia, la obra juega con los recursos del concierto barroco, como el fugato o la melodía sobre bajo continuo, dotándolos, a través de la armonía moderna y las frecuentes disonancias, de una misteriosa y atrayente modernidad. Tanto Sergey Teslya y Joaquín Torre, los dos solistas, siendo este último también el director, bordan la obra, recreando todo el ambiente bachiano que baña esta música.
Hertha Gallego de Torres