Conocí a Alejandro Román cuando el Concurso Internacional de Piano de Jaén le encargó la obra obligada para el año 2014, Gaiena, diez paisajes jiennenses, una música sorprendente para un Concurso de piano de alto nivel. Principalmente porque, además de notas, había música… Por tanto, esperaba con atención este disco, del que el propio Alejandro me había hablado con tanto énfasis que gustaba escucharle la emoción con que narraba el proyecto. Por lo pronto, se trata solo y exclusivamente de música de cámara, algo que facilita las cosas, interpretativamente hablando. Y para eso cuenta con el Trío Arbós, que se despliega en diferentes combinaciones instrumentales, acompañando incluso a una intensa Marta Knörr en el track final, Nocturno Op. 54, sobre un poema de Ilia Galán.

La diversidad de los títulos, siempre muy hermosos y con su trasfondo, esconden la pluralidad estilística de su autor, que siempre persigue hacer música para que sea escuchada, no para que sea pensada, es decir, no entendida. Sorprende Diégesis, con su interiorización del mundo clásico; o las excelentes Zootropías, también para trío, donde el cine aparece de manera inevitable, ya que es una de las principales influencias de este creador, muy prestigioso en el mundo cinematográfico como compositor para el género. Y un apunte final, el Homenaje a Bartók, como sus Contrastes, repleto de ecos húngaros.

Gonzalo Pérez Chamorro