Angela Gheorghiu, Jonas Kaufmann, Bryn Terfel. Coro y Orq. Royal Opera House / Antonio Pappano. Escena: Jonathan Kent.
Emi, 4040639. (DVD)
PIÙ FORTE, PIÙ FORTE
No solo hace tiempo que no veía una función de Tosca tan buena e interesante como esta; hace tiempo que no veía una función de ópera como esta. Porque ya se sabe, hablamos de un género en el que encontrar un resultado redondo es muy difícil. Este DVD es un “mix” de dos, celebradas los días 14 y 17 de 2011 en la Royal Opera House, y su contenido raya la perfección; todas las partes exhiben un tono vital y una autenticidad impresionantes.
Comenzando por la puesta en escena de Jonathan Kent, es magnífica en su falta de pretensiones; cada cosa es lo que es y está en su sitio, de manera que el trabajo se centra en la dirección de actores y en buscar respuestas plausibles a algunas reacciones de los personajes, no ya que las necesiten, sino que en el texto original resulten algo chocantes. Kent matiza hasta el infinito en el complejo gestual de los protagonistas, aclarándonos muchas cosas en la relaciones entre Mario y Floria Tosca, y entre esta y Scarpia. Los tres cantantes se dejan dirigir, y el espectáculo sale ganando con esa importante aportación al trabajo dramático y vocal de los tres, que es magistral.
No sé si he visto alguna vez tan bien a la Gheorghiu. Siempre me pareció una gran voz, dentro de una mediocre artista. Tacho. Aquí, probablemente en un estado de madurez dulcísimo, demuestra que es verdad lo que afirman sus incondicionales: está soberbia en todo, en voz, en presencia teatral, en comprensión, en sinceridad. Su Tosca es sencillamente antológica. Junto a ella, otro cantante de fuste, que a mi entender tiene defectos vocales, pero que canta e interpreta de manera muy convincente. La presencia y la comprensión de Kaufmann para Cavaradossi son perfectas, y su voz, cuando es lanzada con potencia a la zona alta, refulge. Sin embargo, del mezzoforte hacia abajo cambia de color, se hace espesa y oscura, pareciendo que busque el falsete, y eso molesta bastante (por lo menos a mí). Un problema que, como le sucedía a otros antaño (recuerdo al gran Vickers, por ejemplo) seguramente es de naturaleza y no de técnica. Por su parte, Terfel compone un Scarpia magnífico en su muy trabajada y bien explicada maldad (desde dentro, como una enfermedad, como debe ser), y vocalmente muy serio.
Pero todo esto (como suele suceder) se quedaría en nada si no fuera porque hay en el foso un maestro de primer orden; tanto, que difícilmente es recordable un trabajo así para esta ópera. Pappano combina la cera con la fiereza con un arte sin igual, consiguiendo de la orquesta unas prestaciones de lujo. Su verdad dramática es indiscutible, y la manera en que hace navegar a los cantantes por el mar sonoro que él quiere, increíble. Una creación de las que hacen época.
P.G.M.