La manita helada

No es extraño que el veterano cineasta italiano Ettore Scola haya acertado tan plenamente en su montaje de La Bohème pucciniana. Las criaturas operísticas tratadas por él no están muy lejos de los hombres y mujeres que han poblado sus películas. Unos y otros participan del mismo conflicto, el empeño del animal llamado racional por vivir sus ideales y sentimientos dentro del tiempo y el lugar que el destino ha colocado a cada cual. La delicada Lucía, que no sabe por qué la llaman Mimí, y el asustadizo Rodolfo, que no se decide a reconocer que carece de talento como escritor, evocan las esperanzas de los bienintencionados izquierdistas interpretados por Nino Manfredi o por Ugo Tognazzi, que no acaban de entenderse con la mujer que prefiere la realidad doméstica a la utopía, conmovedoramente interpretada por Stefania Sandrelli. Scola presenta a los bohemios como un grupo de ilusos, a quienes pocas veces conocemos tan bien; la minuciosidad del libreto es aprovechada para trasladarla a la escena con una luminosa preocupación por el detalle. Ni sombra de confusión en la fiesta callejera del acto segundo, y lejos del batiburrillo que suele agobiar los encuentros en la buhardilla.

Nada original en un montaje, que lo es en grado sumo por su pericia para sacar el jugo a una obra tan transitada como susceptible de comparecer en el trémulo resplandor de la novedad. La función se grabó en el Festival Puccini de Torre del Lago, celebrado el verano de 2014, con la Orquesta y Coro del Festival, dirigida por Valerio Gardelli. El joven director italiano, nacido en 1980, demuestra una apasionada empatía por el compositor, que comunica a la orquesta, tanto en el logro de una tensión contenida en los pasajes sentimentales, como en un refinamiento tímbrico, que supuestamente el músico solo alcanzaría en Turandot.

Los protagonistas, Daniela Dessì y Fabio Armiliato, nacidos en 1957 y 1956 respectivamente, dominan a Mimì y Rodolfo con una perfecta adecuación de estilo y una contagiosa delectación vocal, virtudes que se imponen sobre su presencia talluda. Marcello (Alessandro Luongo), Schaunard (Federico Longhi), y Colline (Marco Spotti) son los vigorosos y desolados compañeros en la aventura de la desventura, junto a Alida Berti, la Musetta despachada e insatisfecha de corazón de oro, capaz de despojarse de lo que no tiene para procurar que su amiga no se vaya al otro mundo con sus manitas heladas.

Álvaro del Amo