Leigh Melrose, Ewa Vesin, Anna Victorova, Maxim Paster.
Orquesta y Coro del Teatro de la Ópera de Roma
Director: Alejo Pérez. Escena: Emma Dante.
Naxos 2.110663 (DVD)
ÓPERA DE FUEGO
Esta obra, que en mi opinión forma junto con Guerra y paz y El jugador el trío de óperas más logradas de este compositor, no es tan representada como merece, quizá por tratarse de una ópera compleja, con un libreto difícil de abarcar por todas las referencias oscurantistas, visionarias, simbolistas y místicas que contiene. El libreto, del propio compositor, que lo terminó después de innumerables revisiones, está basado en la obra del mismo título que el escritor ruso Valeri Briúsov, aficionado al ocultismo, escribió en su periodo simbolista, basándose, al parecer, en experiencias personales (se retrata en el personaje de Ruprecht) con su amigo el también escritor Andrei Bieli (el conde Heinrich, un mimo en esta representación) y la escritora Nina Petróvskaya (Renata), de personalidad conflictiva y visionaria, de la que Briúsov estaba enamorado, estándolo esta a su vez de Bieli.
La dirección musical está muy bien llevada por Alejo Pérez que, a pesar de las dificultades de la partitura, sabe mantener la tensión y el ritmo dramáticos hasta el espectacular final con una orquesta que le responde a la perfección. En cuanto a los cantantes, destaca la excelente actuación de Ewa Vesin en el papel protagonista de Renata que, aunque quizá su voz no se la más adecuada para el papel, cuida mucho los matices y hace con su concepción del personaje una interpretación muy convincente. En cuanto al resto del elenco, todos están en el nivel de una bastante buena representación.
La dirección de escena está a cargo de Emma Dante, una muy interesante personalidad de la escena que reúne las facetas de dramaturga, directora teatral (con ya algunas incursiones en la ópera anteriores a esta), directora cinematográfica y actriz. Con un decorado a cargo de Carmine Maringola, nos lleva a un mundo agobiante y tétrico, totalmente de acuerdo con la música y el libreto, demostrando que se puede hacer una gran producción con un concepto y estética modernos, pero sin trasladar la época ni inventarse una historia diferente, consiguiendo que el espectador pueda seguir la trama sin dificultad, lo que ciertamente debería ser uno de los fines primordiales de la dirección escénica. El movimiento de escena y la dirección de actores son excelentes; tal vez se la pueda acusar de un exceso en la intervención de mimos y bailarines, de los que, por cierto, el folleto no da ninguna información sobre ellos, a pesar de la importancia que cobran en la producción y el magnífico trabajo que hacen, especialmente el ángel y el conde Heinrich.
En cuanto a la toma de video, es muy correcta.
Siendo una producción del Teatro de Roma, los habituales subtítulos en francés están sustituidos por otros en italiano; una lección que deberían aprender los teatros de por aquí que, aunque hacen gala de recibir unos, sin duda, merecidos premios, cuando publican alguna de sus producciones, incluso premiadas, lo hacen sin subtítulos en español.
Enrique López-Aranda