Triunfales reapariciones

Farinelli es una de las novedades más atractivas de esta temporada. Supone el regreso del sello Erato tras su condena a las sombras, en 2002. Warner Classics ha optado por ofrecerle una segunda oportunidad, albergando todo el catálogo de artistas y discos procedentes de la difunta Virgin Classics. Tal acontecimiento merecía una alta inversión económica y personal. En este aspecto, cobra relieve Philippe Jaroussky. Tras finalizar este proyecto, inició su anhelada temporada sabática, de la que felizmente ha regresado.

Siempre se vio seducido por la enigmática relación entre Farinelli y Porpora, el alumno y su maestro de canto. Por eso, participó personalmente en las labores de investigación musicológica y de conceptualización artística. Desde su primer encuentro en Nápoles, alrededor de 1717, las trayectorias de estos dos ilustres artistas se entrecruzaron en etapas fundamentales hasta que, en 1737, se distanciaron para siempre. Durante su vida, el compositor creó magníficos números diseñados para su alumno predilecto. De ellos, se ha recogido aquí una bellísima selección de once piezas, de las cuales siete se han grabado por primera vez. Junto a la exquisita Orquesta Barroca de Venecia, rica en instrumentación, afinadísima, y de pulcro empaste, el francés realiza un majestuoso trabajo de música de cámara, donde la voz configura la brillante punta de una laboriosa cimentación sonora conjunta.

Philippe Jaroussky ha ido perfeccionándose a lo largo del tiempo. Actualmente, se encuentra en un brioso estado técnico, caracterizado por un trabajadísimo soporte respiratorio, una perfecta comprensión del texto, un absoluto control de las coloraturas y una amplia extensión en el juego de matices. A esto se le suma un convincente dominio del repertorio, patente en unas espectaculares ornamentaciones, dignas del verdadero Farinelli, y en un sabio uso de los recursos expresivos. Ello da lugar a maravillosos contrastes entre valientes arias de bravura como “Nell´attendere il mio bene”, de la ópera Polifemo, y momentos delicadísimos como “Alto giove”, de la misma obra. De todas formas, su claro timbre reluce más en las piezas rápidas. La orquesta sigue fielmente sus propuestas, por lo que el disco se convierte en un fascinante recorrido de contrastes potenciado, además, por el esmerado trabajo de los ingenieros de sonido. En conjunto, han conseguido un  sonido pulcro, puro y transparente.

Este regalo musical culmina con la colaboración estelar de Cecilia Bartoli en dos dúos. Ello aporta un especial atractivo aunque, el contenido del disco es tan excelso, que merece por sí solo un digno reconocimiento.

D.A.