No resulta fácil para un trío con piano encontrar un repertorio contemporáneo asequible, mucho más fácil en cambio lo tienen los cuartetos de cuerda, la otra formación por excelencia de la música de cámara, con mayor música contemporánea escrita para ellos. Este disco muestra la creación actual, estructurada a modo de recital, y son precisamente las obras de esa “primera parte” las que más valor tienen, desde Slow Dance de Kenji Bunch a Scales of joy and sorrow de Marjan Mozetich. La intensidad expresiva del Arbós, que son capaces de tocar Haydn o Mozart y luego hacer un disco como éste, es apabullante, convierten cada música en una deslumbrante exhibición interpretativa. Slow Dance, de un inquietante comienzo, progresa tímbrica y expresivamente hasta un estado de naturalidad, sin pretender descubrir horizontes sonoros para sorprender (y aburrir) a la audiencia. Tal como ocurre con la obra de la italo-eslovena Mozetich, con un componente ciertamente cinematográfico y con recuerdos al minimalismo de Adams o Reich (la figura repetida) y de una sencilla poesía. De Jorge Grundman escuchamos la curiosa A walk across adolescence, para llegar a Calliope dreaming de Elena Kats-Chernin y a Cafe Music de Paul Schoenfield, que en vivo hará las delicias del público.