Durante el último año de su vida, Felipe II, en un desesperado y fallido intento (Deus noluit) de solucionar el problema de la malhadada “herencia borgoñona”, concertó el matrimonio de su hija predilecta Isabel Clara Eugenia con el archiduque Alberto VII de Austria y les cedió la soberanía de los Países Bajos. Se formó entonces en Bruselas, a despecho de las dificultades económicas y de los recurrentes conflictos bélicos, una animada corte en la que brillaron las artes, en especial la pintura, con figuras como Jan Brueghel el Viejo o Peter Paul Rubens, y la música. En esta grabación se recogen obras, tanto sacras como profanas y tanto vocales como instrumentales, de compositores que estuvieron al servicio de los archiduques, en primer lugar de Pedro Ruimonte (1565-1627), y también de Peter Phillips (1560-1618), Pieter Cornet (1575-1633), Mateo Romero (1575-1647) y Richard Dering (1580-1630), sin que falte un recuerdo para Girolamo Frescobaldi (1583-1643), quien viajó a Bruselas en 1607 con el séquito del cardenal Guido Bentivoglio.

Agradezcamos una vez más a La Grande Chapelle y a su director Albert Recasens esta concienzuda e impagable labor de recuperar y divulgar al más alto nivel nuestro pasado musical, tan necesitado de reivindicación.

Salustio Alvarado