Philippe Jaroussky, contratenor. L’Arpeggiata / Christina Pluhar.
Erato 5054197221873 (CD)
Puede ser que el nivel de autoexigencia de la industria musical se haya disparado en las últimas décadas, dejándonos productos tan perfectos e intachables como eventualmente rígidos y alejados del espíritu flexible y emocionante que debe tener la música. Así que cuando te cae este, notas cómo se abren los cielos con su locura de sensualidad, que sumada a la perfección técnica y de grabación, alcanza la auténtica perfección: la de emocionar. Impera la sensación de que lo han hecho un grupo de iluminados fluyendo fácil con lo que se les va ocurriendo, que viven la Música sin etiquetas y va dirigido a oyentes que viven la Música sin etiquetas. Parece improvisado y fácil, pero de ningún modo, hay mucho trabajo detrás.
No soy el mayor defensor de Jaroussky, cuyo timbre un tanto abierto y desabrido me desagrada a veces, pero el disco desprende un amor y un respeto por la música máximos; es tan bueno, que uno olvida sus diferencias con el timbre de Jaroussky, quien, por lo demás, canta con un buen gusto extraordinario. Es todo: es la exquisitez de los arreglos de Pluhar, la compenetración máxima de los músicos, o esa humildad muy justamente medida para dejar que la música fluya. Elegante, finísimo, fresco, enamora porque emociona. Rásgate la camisa con Non speri pieta, llora de alegría con las castañuelas en Marais, báilalo, o imita sobre tu mesa esa percusión osada y cimbreante al estilo del maestro Estevan, que valdrá. Y si no es eso, ¿qué es la Música?
Álvaro de Dios