La Segunda Sonata de Boulez continúa siendo un desafío a los 75 años de su estreno. Alejada tanto de Schoenberg como de la tradición sonatística beethoveniana, esta Sonata n. 2 cuenta con episodios musicales tan fugaces como intensos, en los que sobresale la rítmica, con pequeños motivos musicales que se disuelven y rehacen de una manera que hoy siguen provocando el mismo estupor. Magnífico homenaje de la pianista Tamara Stefanovich a Boulez en su centenario (1925-2016). Se suma al muy recomendable CD del Quatuor Diotima, también en Pentatone (ver crítica en este número). 

El otro exigente puerto de montaña del programa de Stefanovich es la monumental, aunque más breve, Sonata Sz 80 de Bartók. También violenta, también concentrada, en cierto modo adelantada a la Segunda de Boulez, la Sonata por Stefanovich (muy bien grabada) parece otra escultura de granito. Entre esos dos polos de enorme tensión, el disco rescata la Sonata n. 1 Op. 1 de Hanns Eisler, una rareza muy poco interpretada, y la relativamente poco difundida Sonata n. 1 Op. 12 del joven y más paródico Shostakovich.

La despedida con la Sonata K 87 de D. Scarlatti subraya lo que une a las cinco obras: el impulso que sienten estos compositores por apartarse de la convención de su tiempo. El coraje de explorar que también empuja a Stefanovich. Valiente y galvánico recital de la pianista, en el que la corriente eléctrica que generan las obras programadas es capaz de estimular al oyente más flemático. Uno de los discos de piano de 2025.

Daniel Pérez Navarro