Toledo, Mena, Kupfer. Escolanía del Sagrado Corazón.
Coro y Orquesta Nacionales de España / Rafael Frühbeck de Burgos.
OCNE, 8436552740019 (CD)
TESTAMENTO Y BIENVENIDA
Carl Orff es uno de aquellos compositores que sólo permanecen en el actual repertorio orquestal con una obra, como Pachelbel o Bizet, pero esta obra goza del favor del público hasta unos extremos que permiten encontrarse en la programación de una ciudad como Madrid hasta una decena de veces al año. Desde el punto de vista de quien esto subscribe, es una obra floja, de no gran invención melódica ni rítmica, aunque muy efectiva en su simple escritura, y todo ello sin entrar en las cuestiones políticas que rodean a su figura, no menor su afiliación a las bestias pardas. Pero el circo es el circo y en ello estamos.
La versión que comentamos tiene un triple valor. En primer lugar, porque es el disco inicial del sello discográfico de la Orquesta y Coro Nacionales de España, algo sumamente necesario si no se quiere perder el carro de la visibilidad social y artística, siguiendo los pasos de la Filarmónica de Berlín u otras londinenses. La grabación procede de un concierto en vivo celebrado en el Auditorio Nacional en diciembre de 2013 y el entusiasmo del público es notorio. En segundo lugar, porque el director de esta versión, el excelente Rafael Frühbeck de Burgos, firmaba sin saberlo lo que era su testamento con la Orquesta española con la que ha tenido una intensa relación a lo largo de varias décadas. “Ma fin est mon commencement”, como reza el rondeau de Machaut, y hay algo poético en esta coincidencia de aconteceres.
Y la tercera razón es porque sencilla y llanamente no se puede sacar más partido de esta música banal. La energía rítmica, la perfecta concatenación de números para que no decaiga la tensión musical, la aportación de los solistas, condenados a una escritura inclemente que no es explicable (Re sobreagudo la soprano y Si bemol agudo el barítono, o sea, en tesitura de tenor), la precisión en la pronunciación del Coro Nacional, todo contribuye a que la obra se escuche sin sobresaltos, aunque con algunas peculiaridades como el final enfático de Estuans Interius. Auxiliadora Toledano está sobresaliente en su prestación, tanto por color vocal como por flexibilidad; el más desconocido Jochen Kupfer acomete la parte de barítono, la más difícil, con una voz homogénea de buen color y con poco artificio y trampa en la emisión; para el número de tenor “del pato asándose” se ha optado por la voz de contratenor de Carlos Mena, con buena línea en algo que a priori debe ser cómodo para él. En fin, sirvan estas líneas sencillas como homenaje al gran director, Kapellmeister, Rafael Frühbeck de Burgos, sin el cual no es comprensible el desarrollo de la música sinfónica en nuestro país. Descanse en paz.
Jerónimo Marín