ABANICO DE PASIONES

Junto con Anima Sacra (Jakub Jóseph Orliński) y Voglio Cantar (Emöke Baráth), Erato ha creado una trilogía imprescindible para comprender la música vocal veneciana desde el primer tercio del siglo XVII hasta los albores del Clasicismo. Como continuación al Voglio cantar, Ombra mai fu aborda gran parte del catálogo operístico de Francesco Cavalli. Alumno aventajado de Monteverdi, fue cantante y organista en San Marcos de Venecia, compositor y empresario ocasional de sus propias óperas. Es una figura fundamental para comprender el proceso de transformación desde la primera ópera florentina, apegada a los preceptos de la camerata Bardi, a la gran ópera seria italiana del XVIII. Con un inmenso talento para la melodía, una concepción armónica más moderna, Cavalli comienza a sentar las bases del estilo “bel canto”, desplazando la carga afectiva desde el recitativo hacia el aria. Ahora quedará separada claramente del recitado continuo monteverdiano y la música cobrará la misma importancia que el texto. No sólo la habilidad para crear bellas melodías es el sello de Cavalli, también lo es el talento para poner en música gran variedad de caracteres dramáticos, algunos tomados de la “Commedia dell’Arte”.

Philippe Jaroussky se mueve aquí en un Barroco temprano que conoce muy bien y ha sabido seleccionar aquellas arias que reflejan el amplio abanico de pasiones desplegado por Cavalli, que va del más desolado dolor en Uscitemi dal cor, lacrime amare, la ira en Misero, cosí va, el humor procaz de Che città che costumi, la delicada nostalgia del dúo O luci belle, a la desbordante alegría de Che pensi, mio core.

Desde que Raymond Leppard rescatara del olvido a principios de los setenta a Cavalli, ha tenido como principales valedores a Ivor Bolton y a Leonardo García Alarcón, que han llevado a escena y grabado gran parte de sus óperas. Jaroussky con este CD toma un sendero distinto: revisa los manuscritos originales, selecciona (incluyendo arias de óperas no grabadas), aligera la interpretación con una articulación dinámica y chispeante, casi pop en ocasiones, consiguiendo un resultado final muy atractivo.

Vocalmente impecable, Jaroussky se mantiene en el nivel de calidad a la que nos tiene acostumbrados, claro está que se mueve en un terreno (el llamado segundo Barroco italiano), en el que se mueve desde hace años. Se asocia además a un elenco vocal igualmente nadador experto en estas aguas: una Emöke Baráth de voz ligera, llena y aterciopelada y la excesiva (y expresiva) Marie-Nicole Lemieux. El Ensemble Artaserse acompaña con un equilibrio de volumen sonoro y un fraseo fogoso, volcánico pero de precisión milimétrica, cualidades que resultan arrasadoras en las sinfonías o partes exclusivamente instrumentales. En resumidas cuentas, un registro que no deja indiferente.

Mercedes García Molina