Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara / Herbert Blomstedt.
BR Klassik 900196 (CD)
ORGANIZAR EL TIEMPO
Cuando el nombre de un director de la edad y trayectoria de Herbert Blomstedt aparece junto a las tres últimas Sinfonías de Mozart, sobre el papel, nuestra mente parece sugerir que lo que podemos escuchar de ahí van a ser unas lecturas otoñales, orientadas a la reflexión, con una vitalidad contenida, de tempi pausados, etc. Todas estas suposiciones se nos desbaratan desde el momento en que empieza a sonar el primer acorde de la introducción de la Sinfonía n. 39, porque sí, es cierto que encontramos todas esas cualidades que mencionamos, pero aplicadas bajo el prisma de la madurez de un artista que tan sólo ha superado la treintena. Es decir, tal como nos lo cuenta aquí el director, no son las últimas obras de un compositor al que quedaban pocos meses de vida, sino las de un creador que aún tenía mucho que decir. En este sentido, parece como si el sueco nos transmitiese esta música tras conocerla por vez primera, como recién compuesta por un músico de treinta y cuatro años. Hay diferencia en las fechas de grabación, pues la Cuarenta fue registrada en 2013, la Cuarenta y uno en 2017 y la Treinta y nueve en 2019, no obstante, el concepto que nos quiere transmitir la batuta no varía de una Sinfonía a otra; en todas las versiones se percibe ese equilibrio formal mozartiano característico, pero con un impulso vital interno que rara vez se encuentra en un director que roza o supera los noventa años de edad, según las fechas de cada uno de estos registros.
Todo se encuentra perfectamente medido, pues una de las premisas de Blomstedt es que la Música es un arte que nos permite organizar el tiempo, pues es una característica exclusivamente suya. Así, en virtud de esta organización temporal, encontramos perfectamente expuesta esa combinación entre vitalidad interna y equilibrio formal al que hacemos referencia. Es decir, un ejemplo de cómo se puede hacer un Mozart de hoy partiendo de las bases donde se asientan los fundamentos de la orquesta moderna. Esto es algo que siempre ha presidido el estilo del sueco, y que debemos tener presente a la hora de valorar se legado, pues, a pesar de que habitualmente, en sus primeros años, su nombre estaba relacionado con los compositores nórdicos (muy especialmente Nielsen), ya desde sus inicios, supo distinguir cuales eran las bases, tendiendo una clara línea entre los clásicos y ese repertorio con el que se le relacionaba. A día de hoy, teniendo en cuenta la sabiduría con la que ha envejecido, el nórdico es simplemente un repertorio más de los que domina el director, que le diferencia, eso sí, de otros colegas.
Algunos detalles que nos permiten comprobar cómo la organización del tiempo a la que se refiere el director los podemos encontrar en los minutajes de los diferentes movimientos de cada Sinfonía. Por su duración, a veces nos lleva a pensar que los tempi imprimidos van a ser lentos. Nada más lejos de la realidad, lo que ocurre es que todo el material musical se encuentra perfectamente organizado, con sus da capo correspondientes que quedan convenientemente justificados precisamente por eso, por una completa planificación del tiempo. Así, el discurso no sólo no decae, sino que aumenta en tensión a medida que transcurre la obra hacia su conclusión. Ni falta, ni sobra un solo acorde, un ejemplo a seguir.
Rafael-Juan Poveda Jabonero