La Misa de Requiem de Mozart es uno de los monumentos más importantes de la historia de la música y la obra que corona el catálogo del genio de Salzburgo. Por tratarse de la obra final del Maestro y por las misteriosas condiciones de su composición, vive en esa frontera fascinante que separa la historia del mito. Y tal vez sea por esto por lo que ríos de tinta han corrido tratando de explicar o interpretar una obra con la que incluso el cine, ha encontrado materia de inspiración.

La versión que les presento corresponde a una lectura muy diferente de las que conocemos. El ensemble Pygmalion, que ha logrado reconocimiento gracias a grabaciones de obras del Barroco, nos ofrece, como es su costumbre, una aproximación muy personal de su director, el joven maestro Raphaël Pichon. Lejos de limitarse al Requiem como lo conocemos, con la parte final de la obra terminada por Süssmayr, el discípulo de Mozart, Pichon intercala fragmentos de obras de Mozart como un Miserere mei y Thamos, rey de Egipto. El resultado es una grabación que nos muestra cómo ciertas de las ideas musicales desarrolladas en su Requiem ya habían sido planteadas en obras anteriores de carácter profano.

El registro sonoro es impecable, aunque a veces la percusión parece demasiado cerca de los micrófonos. Con unas fuerzas vocales e instrumentales de primer nivel, esta versión nos ofrece una mirada menos solemne, menos sombría de esta obra. En esta misa de difuntos, la muerte es menos oscura.

Juan Fernando Duarte Borrero