Orquesta Filarmónica de Berlín.
Pianista y director: Daniel Barenboim.
EuroArts, 2066098. (2 DVDs)
IRREPETIBLE, EXCELSO MOZART
Cuando Barenboim grabó tocando y dirigiendo, con la English Chamber (EMI 1967-75), su primer ciclo de los Conciertos de Mozart (en conjunto, la cima de su producción, según la opinión de Alfred Einstein), el panorama era bastante desolador: las versiones que más circulaban eran las de Ingrid Haebler (Philips) y Geza Anda (D.G.), de enfoque bastante rococó. En aquellos años el joven Barenboim dio la campanada con un Mozart mucho más reflexivo, denso y profundo, en ocasiones muy prebeethoveniano, que modificó la opinión general acerca de estas obras. Línea que seguirían bastante de cerca las dos mejores integrales de los años 70 (Ashkenazy, Decca) y 80-90 (Uchida/Tate, Philips); el Mozart intrascendente parecía que no volvería, aunque esta optimista opinión ha sido desmentida por ciertas versiones y, claro, por muchos cultivadores de los instrumentos originales. Pero Barenboim volvió a grabar otra integral, para Teldec, con la Filarmónica de Berlín en 1986-91. Tras innumerables interpretaciones, el bonaerense había madurado estas obras a las que, sin despojar de su introspección y hondura, había añadido una gama de estados anímicos más rica y variada, incluyendo lo humorístico y lo lúdico. Y una ejecución aún más exquisita. Esta serie, con calidad de sonido variable, se convertía así, globalmente, en la más admirable de la historia del disco (aunque algún que otro concierto de su primer ciclo siga pareciéndome aún superior). Pues bien, entre 1986 y 1989, o sea, en paralelo con esos CDs Teldec, filmaba también los ocho últimos, culminación del arte mozartiano. El genial Jean-Pierre Ponnelle, mago de la luz, iba a encargarse de dirigir estas tomas en la Siemens-Villa de Berlín, pero la muerte le impidió pasar del Núm. 21, que sigue siendo plásticamente el más bello, aunque Rusticus y Moorse no le fueron muy a la zaga. El audio de estos filmes coincide (creo que, salvo algún retoque aislado) con el de Teldec. Pero los DVDs y, sobre todo, el Blu-Ray (¡uno solo!), suenan mejor, más diáfanos y luminosos (¡!). Estos Conciertos constituyen una de las cimas de todo el arte de Barenboim (que culmina en Mozart, Beethoven, Wagner y Bruckner), transmitiendo casi continuamente al oyente (y espectador) esa rara sensación de que estas obras no deben ser de otra manera. Con una ejecución alucinante por la riqueza de pulsación, la belleza del sonido, la nitidez (los trinos son incomparables), un sonido nunca ingrávido o insustancial. Y, por supuesto, sin desdeñar momentos de notable contundencia, sin traspasar los lógicos límites (escuchando a otros pianistas no se libra uno de la sensación de que ¡tienen miedo a que Mozart exprese sentimientos!). A diferencia de Anda o Perahia, Barenboim dirige, ¡y cómo! Y hace que la Filarmónica de Berlín suene casi tan mozartiana como la de Viena.
A.C.A.