Es fácil que todo aficionado tenga ya varias “coronaciones” en su biblioteca, así que, ¿por qué tendría que añadir esta? Pues porque completa el ciclo de Gardiner y sólo por la música vale cada céntimo que cuesta.

L’incoronazione di Poppea es la última obra escénica de Monteverdi y se aleja de sus primeros tanteos con el dramma in musica. Aquí ya tenemos una ópera barroca en toda regla, probablemente compuesta con alguna que otra colaboración externa y posiblemente la menos monteverdiana de todas. Pero es ópera y preciosa, y divertida, así que echo de menos algo más de escenografía y dramatización; al cerrar esta propuesta el trío de producciones de Monteverdi en La Fenice, me hubiera gustado seguir la evolución que tuvo el género en el cremonés. Gardiner mantiene la austeridad (justificada) de su Orfeo, dejándonos prácticamente una sencilla versión de concierto que es admisible, pero no tan justificable, habida cuenta de su concepción para estrenarse en el Teatro Grimani, treinta y tantos años después de Orfeo: las cosas ya eran distintas.

Luego, uno se sumerge en la maravillosa exuberancia de la música, en su sensualidad y comicidad y disfruta como es difícil de explicar, porque la propuesta musical es impecable. Me capta por completo el equilibrio perfecto entre la fluidez melódica de los ritornelli y el peso del drama en los recitativos. Me chifla cómo Gardiner saca brillo al concitato, o cómo gestiona sin esfuerzo los cambios de ambiente. Y todo cantado de diez. Pero para esto, no necesitábamos un DVD cuyo vídeo no aporta gran valor añadido, habría bastado con un tradicional y manejable CD.

Álvaro de Dios