Stanislaw Moniuszko (1819-1872) ha pasado a la posteridad como el mayor compositor lírico del XIX en Polonia, aunque su producción abarca también la música de cámara, la música sacra y, muy particularmente, la canción. El presente disco recoge oberturas de sus más importantes composiciones líricas, entre ellas logros destacados como Halka (1848), hito de la ópera polaca, o La casa embrujada (1865). Estamos ante una música que por su impronta melódica (la Obertura de Paria contiene un motivo de lo más pegadizo) y recursos dramáticos parece beber directamente de la tradición operística italiana, si bien hay que apuntar una notoria influencia francesa. Abrazado todo con el rigor de su formación alemana y el empleo de motivos populares y danzas de Polonia, como corresponde a un músico decidido a aportar su esfuerzo a la causa nacional en tiempos convulsos, los resultados son, cuando menos, dignos de recuerdo. Difícilmente encontraremos un defensor más solvente de este repertorio que Antoni Wit, que se marca unas versiones con todo el encanto, la brillantez y la desenvoltura escénica requeridas. La Filarmónica de Varsovia pone su grano de arena a reforzar el idiomatismo del producto con un nivel excelente de ejecución. La grabación, irreprochable. 

José Sánchez Rodríguez