Siempre atento a rescatar títulos del olvido, el festival irlandés de Wexford decidió en su edición de 1996 presentar de Meyerbeer una ópera de considerable duración en la que se mezclan elementos cómicos y trágicos y que narra la historia de amor de Pedro el Grande de Rusia, aquí joven y simple carpintero, con la asimismo joven Catalina, a la que se le proporciona incluso una canónica escena final de la locura con flauta; esta vez, todo acaba bien y los amantes terminan reunidos y felices.

L’Étoile du Nord, estrenada en París en 1854, está dirigida aquí con buen hacer y pulso por un jovencísimo Vladimir Juroski y tiene un reparto lleno de nombres que posteriormente realizarían una interesante carrera artística. La protagonista es la soprano ligera Elizabeth Futral, de bello timbre y sólidos recursos en sus grandes momentos, y su cuñada en la obra, Prascovia, es Darina Takova, que con el personal timbre que la caracteriza supone un buen contraste. Destacables en el terreno masculino, en primer lugar, Juan Diego Flórez, por entonces en carrera ascendente y ya un perfecto, elegante y sobrado de medios Georges; también, ya entre las voces graves, Christopher Maltman en el rol de Gritzenko.

Se trata de una toma en vivo muy disfrutable, y ha sido todo un acierto que Naxos recuperara la que ya era casi imposible de localizar original grabación del sello Marco Polo.

Pedro Coco