Cuarteto Diotima.
Pentatone PTC5187061 (CD)
Sin duda, Ligeti (1923-2006) es uno de los más grandes del siglo XX. Y, con todo, la reserva que requiere el término, un genio. Como buen genio, no tuvo que inventar nada, sino recoger lo existente y “perderle el respeto” para saltar hacia adelante, a veces hacia lo que los mediocres llaman “el vacío” (Beethoven, Goya o Picasso obraron de la misma manera). Después de un genio, nada vuelve a ser igual, porque desde el vacío, el espacio no ocupado, es desde donde se puede crear. Este disco es una buena prueba de ello. Para empezar, Ligeti recoge el guante de ese reto con tanta literatura a sus espaldas que es el cuarteto de cuerda. Y lo trasciende.
El Primero, “Metamorfosis nocturnas”, dividido en doce movimientos muy breves, se alza como un ritual de conjura. Una obra maestra. El Segundo resulta incluso más complejo en su técnica. En medio, el Andante y Allegretto parece un guiño a lo clásico que, en realidad, construye ese trampolín necesario para el salto al vacío. Para defender la exigente cuerda ligetiana, el Diotima realiza unas interpretaciones absolutamente magistrales, llenas de pasión y virtuosismo. El lenguaje del húngaro está formado a partir de la inquietud. Nunca se plegó a más estética que la del progreso, y eso significó tomar todas las fuentes posibles (desde la rítmica africana hasta la esencia polifónica renacentista, desde el azar hasta el detalle) y ahondar en los temblores humanos. El Cuarteto Diotima posee cerebro y corazón de sobra para afrontar el desafío y triunfar.
Juan Gómez Espinosa