No es comprensible la música de Felix Mendelssohn sin relacionarla con su estrecha vinculación con la Sing-Akademie berlinesa, fundada en 1791, donde participó como cantante y estudiante de Carl Zelter, y que le permitió escuchar sus primeras obras corales y dirigirlas. No solamente el Te Deum MWV B15 a 8 voces, de 1826 y compuesto para la inauguración de una extensión adyacente de la Sing-Akademie, sino la monumental Hora est MWV B18, grupo de obras para 16 voces que sigue la tradición gloriosa del primer director de la institución C. F. C. Fasch de componer una Misa a 16 voces a imitación de la de Orazio Benevoli, y que se estrenó al acabar el ensayo final en la víspera de la recuperación de la Pasión bachiana en la primavera de 1829.

Así pues, todo el disco está dedicado a la música coral sagrada en latín del autor, y Bernius, que ya grabara en los ochenta este repertorio, ofrece con el Kammerchor Stuttgart, su coro, una versión modélica en la transparencia de esta intricada polifonía. No es fácil conseguir esa belleza en la arquitectura coral ni el empaste, por un lado, y la claridad de líneas, por otro, y un elemento que define a este coro es la igualdad en la pronunciación de las vocales en su color, y la perfecta sincronía en los cambios de sílabas.

Las notas del propio Bernius son reveladoras sobre la imposibilidad de una interpretación historicista en este repertorio: el coro de la Sing-Akademie para esta polifonía a 8 o a 16 constaba de más de 200 coristas.

Jerónimo Marín