UN ITALIANO EN LA CORTE DE FELIPE V

Varias cosas nos han gustado de este nuevo disco del sello holandés Cobra, recién presentado en marzo en diversos auditorios españoles: el cuidado diseño y la calidad técnica de la grabación, las muy documentadas notas del libreto, la elección de un repertorio inédito y, por supuesto, la interpretación. La agrupación, formada por Guillermo Turina, Eugenia Boix y Tomoko Matsuoka no es la primera vez que se adentra en algunos terrenos casi ignotos del barroco español, pues ya cuentan un registro anterior dedicado a Francesco Supriani. Con el nombre de “Maestro de Reyes”, realizan un recorrido por las diversas etapas en la trayectoria del violinista y compositor véneto Giacomo Facco (1676-1753).

Nacido en Marsango, Padua, trabajó para Antonio Spínola, virrey de Sicilia hasta que la Paz de Utrecht y la pérdida del virreinato trasladaron a los Spínola a Madrid. En la capital del reino fue maestro de clave del Príncipe de Asturias, el infante Don Luis y violinista de la Real Capilla.­­ De su fama como compositor salió en 1721 el encargo para el Buen Retiro de lo que sería la primera ópera italiana con  libreto en español, Amor todo es invención. Carlo Broschi (Farinelli), castrato de gran poder en la corte borbónica, hizo caer en desgracia a Facco, que acabó sus días como violinista sin que sus obras últimas vieran la luz.

Para este CD se han seleccionado piezas de sus distintas etapas: dos cantatas en italiano, Clori, pur troppo bella, Perché vedi ch’io t’amo y dos cantadas en español Amada libertad, enhorabuena y Cuando en el oriente. Del corpus instrumental se han grabado tres Sonatas para violonchelo solo, documentadas en la Biblioteca Marciana de Venecia. De todas las obras (excepto la cantada última), esta es la primera grabación mundial. La recuperación ha sido posible gracias la minuciosa labor de investigación del violonchelista y musicólogo Guillermo Turina. Han sido rescatadas de archivos como el del Conservatorio de Vincenzo Bellini de Palermo, Biblioteca de San Pietro a Majella de Nápoles, Biblioteca Nacional de Cataluña y Archivo Diocesano de Guatemala.

El trío nos ofrece una interpretación límpida, contenida, en la que destaca la ligereza de la voz de Eugenia Boix, elegante en el fraseo y la ornamentación, brillante en el registro más agudo, pero quizás falta de recorrido o cuerpo en los medios. La calidez y la redondez tímbrica la completa el cello barroco de Turina. Realmente virtuosístico en las Sonatas a solo, se entrelaza con el clave de Matsuoka en un diálogo íntimo donde, de nuevo, completa con el calor de su generosa articulación un acompañamiento demasiado desprovisto, con pocas concesiones a una ornamentación que era habitual en la época. En definitiva, es Guillermo Turina el alma de la grabación, haciendo de enlace entre dos intérpretes técnicamente perfectas, pero en las que hemos echado en falta algo de la afectividad y exuberancia barrocas.

Mercedes García Molina