Joyce DiDonato, Eglise Gutiérrez, Jean Philippe Lafont.
Coro y Orquesta del Royal Opera House
Dir.: Bertrand de Billy.
Virgin 60250995 (2 DVDs)
Jules Massenet, de cuya muerte acaba de cumplirse el centenario, tuvo la desgracia de nacer más tarde de lo debido; el advenimiento de las vanguardias de comienzos del siglo XX se ensañó con él y, de repente, estuvo bien visto denostar su música, por lo general de factura impecable y notable inspiración melódica; sólo si uno se llamaba Sir Thomas Beecham podía permitirse el lujo de afirmar que cambiaría gustoso todos los conciertos de Brandemburgo por Manon, y no despertar gestos de conmiseración o miradas reprobatorias.
En verdad, sólo esta última y Werther perduran en el repertorio, lo que no deja de ser una injusticia, como las ocasionales recuperaciones de Herodiade o, muy especialmente, Chérubin han puesto de manifiesto. Ahora le toca el turno a Cendrillon, estrenada en la Opéra Comique en 1899 con éxito considerable y recuperada en el Covent Garden londinense en 2011 con un montaje muy atractivo que previamente pudo verse en Santa Fe (2006).
El apartado vocal de esta coproducción entre la ópera norteamericana, el Liceo de Barcelona, La Moneda de Bruselas y la Ópera de Lille está confiado a un reparto más que solvente encabezado por Joyce DiDonato y Eglise Gutiérrez. La ubicua Joyce DiDonato no nos brinda una de sus grandes creaciones y parece incómoda en las notas más agudas, pero su arte prevalece y nutre un personaje conmovedor. A su lado, Eglise Gutiérrez también parece tener problemas en el registro superior, pero se las apaña para componer una interesante hada madrina.
En el papel de Pandolfe, el padre de Cenicienta, el veterano Jean Philippe Lafont da muestras de su notable talento actoral y un no menos ostensible vibrato, que, cuando se descontrola, desmerece una interpretación por lo demás deliciosa: el dúo con su hija en el acto tercero es uno de los grandes momentos de la velada.
Del resto de un extenso reparto, cabe destacar a la mezzo-soprano Alice Coote como Príncipe y a la también veterana Ewa Podlés, que se encuentra como pez en el agua con un papel como el de la madrastra (Madame de la Haltière), favorecida por su poderío vocal y vis cómica.
La dirección escénica de Laurent Pelly exhibe los rasgos característicos de otros montajes recientemente editados en DVD y elogiados por el que suscribe como La belle Hélène, Orphée aux enfers o La fille du régiment, estos últimos protagonizados por Natalie Dessay: muestra devoción por la partitura, derrocha sentido del humor y es tan atractiva visualmente que llegamos a preguntarnos si la música no será tan buena como Pelly y un correcto Bertrand de Billy nos hacen creer. Delicioso.
D. F. R.