Música clásica desde 1929

Discos recomendados de Ritmo

En esta sección encontrará los 10 discos que la revista RITMO recomienda cada mes, clasificados por meses y por su orden de recomendación del 1 al 10. Se archivan los recomendados desde junio 2011, para ver anteriores ir a "Ritmo Histórico".
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Ritmo Abril 2022 - Núm. 960

MARTHA MÖDL, BAYREUTHER FESTSPIELE 1955

WAGNER: Siegfried (Acto 3). Martha Mödl, Wolfgang Windgassen, Hans Hotter. Dir.: Joseph Keilberth. Parsifal (Acto 2).
Martha Mödl, Ramón Vinay, Gustav Neidlinger. Dir.: Hans Knappertsbusch. Coro y Orquesta del Festival de Bayreuth (1955).
Profil PH21055  (2 CD)



La crítica

MARTHA MÖDL EN BAYREUTH

La bávara Martha Mödl fue, sin duda, uno de los sólidos pilares en los que se cimentó el legendario Neu Bayreuth reflorecido entre los escombros de posguerra. Descubierta y moldeada por el ingenio del chamán Wieland Wagner, que la convirtió en inmortal efigie, coronándola en la Grüner Hügel como una de las más prodigiosas y longevas personalidades wagnerianas de todo el siglo pasado (murió con las botas puestas, pues nunca llegó a retirarse). Voz robusta y seductora, dramática y rica en graves (su carrera curiosamente empezaría y acabaría con personajes de mezzo), de agudos vigorosos y naturales. Cuentan las crónicas que además era un animal escénico, una cantante-actriz de presencia y magnetismo arrebatadores. Hablar de esos años en Bayreuth es como hablar del Hollywood clásico. Algo único e irrepetible. Y como pequeña muestra de esa Golden Age, este doble compacto con registros del verano de 1955 desde el templo del Festspielhaus, que han traspasado la barrera del tiempo por derecho propio (magnífico el trabajo de reprocesado). Un año en que pisaron las santificadas tablas, además de la Mödl (que visitó el Festival diecinueve años), deidades como Aldenhoff, Vinay, Kónya, Windgassen, Varnay, London, Hotter, Greindl o Ludwig Weber. Un listón imposible de superar.

Durante ese verano, Astrid Varnay se alternó el personaje de Brünnhilde en el abstracto Anillo de Wieland (disponible en Testament) junto a esa leona enjaulada que es la Mödl. El tercer acto de Siegfried que nos propone y que está dirigido por el desnazificado Keilberth (apasionado, vivo y sentimental) es un regalo para la Historia. La expresividad y majestuosidad del colosal Wotan de Hans Hotter, se funde fervientemente con la fuerza y frescura de Windgassen, que firma un dúo final memorable con una imperial Mödl. Como la propia soprano afirmaba en sus memorias So war mein Weg, “Brünnhilde fue el rol más difícil de toda mi carrera debido a su elevada tesitura”. Pese al desafío personal, recordar que Furtwängler la eligió también para su Ring italiano con la RAI y para el registro en estudio de Walküre con Emi. Solo escuchando su “Heil dir, Sonne!” uno cae ya rendido a sus pies. Abrasadora.

Qué decir a estas alturas del Parsifal de ese hipnótico sacerdote wagneriano que fue Knappertsbusch. Su trascendencia mística y litúrgica se masca en un tercer acto febril y apasionante (cantado cuatro días después de Siegfried) donde saltan chispas entre la tenebrosa y ardiente Mödl (en plan mantis religiosa) y la voz oscura y baritonal del chileno Ramón Vinay, poseedor de un particularísimo registro bajo tan difícil de encontrar entre los tenores. Un hito. Nadie podrá echarse las manos a la cabeza si afirmamos que estamos ante la más grande Kundry de todos los tiempos. Una explosión de fisicidad, erotismo y seducción jamás superada. Un mito que exige genuflexión.

Javier Extremera

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