Montserrat Figueras, Lior Elmaleh, canto.
Hespèrion XXI. Dir.: Jordi Savall.
Alia Vox, AVSA 9888 (2 CDs)
La música que une culturas
De unos años a esta parte, a Jordi Savall le gusta compaginar su labor de rescate y difusión de la música antigua europea con otros proyectos muy personales que le sirven para establecer un diálogo entre culturas. Y ello a través de la colaboración con intérpretes procedentes de esas otras latitudes, y no necesariamente de música “clásica”. Orient-Occident, Francisco Javier, Jerusalén y La Sublime Porte son los títulos de algunos de esos trabajos en los que el violagambista catalán rompe con todo eurocentrismo para asomarse a otros ritmos y formas de interpretar, y siempre con la mente abierta y a nivel de igualdad.
A esos discos se suma ahora este Mare Nostrum, una nueva muestra no solo de la inteligencia de Savall y de su esposa, la recientemente desaparecida Montserrat Figueras, a la hora de concebir trabajos originales y reveladores, sino también de su gusto a la hora de editarlos. Sencillamente porque este doble álbum en formato libro es un placer para los oídos, sí, pero también para los ojos por su factura y aun para la inteligencia por la calidad de los textos que en él se recogen, firmados por Amin Maalouf, Tahar Ben Jelloun, Fernand Braudel y Pedrag Matvejevic, entre otros. Los artículos se ofrecen en castellano, catalán, inglés, francés, italiano, alemán, árabe, griego, turco y hebreo, y su lectura es especialmente iluminadora para conocer las caras y vicisitudes del Mediterráneo, ese Mare Nostrum de los latinos que ha ejercido de gran vaso comunicante de las civilizaciones nacidas en sus orillas.
El Mediterráneo, pues, es el eje conductor de las 28 piezas que integran este libro-disco, procedentes, por un lado, de fuentes orales sefarditas, griegas, árabes, hebreas, andalusíes y catalanas, y por otro, de manuscritos medievales europeos, bizantinos y otomanos. De ahí una gran pluralidad de acentos y tonos a lo que también contribuye la presencia al lado de Hespèrion XXI de intérpretes de Israel, Palestina, Armenia, Turquía, Grecia o Marruecos con sus propios instrumentos tradicionales, además de las voces de Montserrat Figueras y del israelí Lior Elmaleh. La oportunidad de escuchar unas melodías que en muchos casos nos son sorprendentemente cercanas y que no hacen sino demostrar los contactos, las migraciones, las invasiones y los exilios que se han dado en este mar es sin duda el principal atractivo del disco. Las piezas se suceden así sin dejar espacio a la monotonía, abordadas por unos intérpretes volcados en hacerlas creíbles y próximas. La presencia de Montserrat Figueras en el que ha sido su último proyecto discográfico aporta además un toque emotivo. En suma, un trabajo modélico por su creencia en el poder de la música para unir pueblos, por la variedad y belleza de las melodías en él recogidas y por su espléndida factura.
J.C.M.