La lista de directores que han dejado maestría en la Sexta de Mahler es inmensa: Abbado, Barbirolli, Bernstein, Boulez, Chailly, Haitink, Karajan, Maazel, Sinopoli, Solti… Y ahora aparece Currentzis, como ese director cinematográfico esperado por renovador e inconformista, que reabre heridas y que dispara a bocajarro a un oyente que espera que la bala le perfore sus órganos más sensibles. Con Mahler hay que andarse con ojo porque es excesivo y complejo, cada movimiento encierra su propio mundo y puede desbordarse por un enfoque desacertado; y porque al ser música tan interpretada, tratar de ser original con quien ya es tan original de por sí, puede convertir esta música en un despropósito. Curiosamente, aquí Currentzis se parece poco a Currentzis, probablemente porque la Trágica le impone mucho respeto.

Desde el punto de vista sonoro parece haber dos directores, uno con batuta y otro a los mandos de la ingeniería, pues hay un excelente trabajo de laboratorio para ensamblar todo este armazón sinfónico colosal. Si escucha este disco, escuchará un Mahler grande, sinfónicamente menos contundente que otros (Barbirolli o Bernstein), que quizá encuentre mejor resultado en las partes optimistas que en las negativas, con sus dosis de exceso y azúcar (ay ese Andante…), con desenfreno (Scherzo algo artificioso) y cierta teatralidad inherente a la propia partitura (Finale). Currentzis es un director de autor, y Mahler parece hecho para él. La aventura acaba de empezar.

Gonzalo Pérez Chamorro