LUMINOSO MAHLER DE BYCHKOV

Pentatone, siguiendo con el proyecto sinfónico sobre Mahler encomendado al director Semyon Bychkov, ha generado enorme atención con el resultado obtenido con la grabación de la Segunda Sinfonía del gran compositor bohemio. Un inicial aspecto a destacar es cómo el maestro norteamericano, de ascendencia rusa (entrevistado en abril de 2022 en RITMO), asume el trascendente mensaje de esta obra con un depurado planteamiento sonoro, haciendo que la orquesta, de la que es titular desde 2018, funcione con criterios camerísticos de ejecución, lo que da a esta grabación una brillantez que hace honor a su luminoso subtítulo “Resurrección”. Tal efecto es el resultante de la constante búsqueda de equilibrio entre el compromiso artístico y técnico de cada intérprete y su proyección hacia un estratificado efecto de conjunto, que ha sido favorecido por la acústica de la gran sala Dvořák del Rudolfinum de Praga, que el ingeniero de sonido Stephan Reh ha ecualizado con especial sentido musical, favoreciendo al máximo la resplandeciente etereidad que contiene esta Sinfonía.

En cuanto al tratamiento intelectual de la interpretación hay que considerar la orientación dramática general que imprime Semyon Bychkov. Así hay que entender la lucha que representa el desarrollo dado al primer tiempo en la que vida, destino y muerte se suceden como realidades ineludibles de la existencia humana, siempre muy presentes en la creación mahleriana. La placidez inicial del segundo la traza con suma elegancia hasta llegar a una tensión en la que la orquesta asume, a través de su excelente sección de madera muy bien contrastada por la cuerda, las tensiones emocionales hasta llegar al apaciguador pizzicato, que el director deriva hacia una placentera dulzura de añorante complacencia. La intensidad dinámica de la parte central del tercer movimiento la expone con elevada y contrastante sensibilidad, atrapando en todo momento ese grado de máxima atención por parte del escuchante que percibe de qué modo llega su pulso a transmitir los sentimientos de negatividad, incredulidad, confusión e impostura que Mahler quiso plasmar en esta convulsa parte. Todo se serena con la conmovedora voz de Elisabeth Kulman, que deja una sensación de ingenuidad, en el deseo de vuelta al origen divino que quiso materializar en música el compositor y que Janet Baker llevó a límites casi inaccesibles de transparencia vocal.

El momento cumbre se concentra en el último movimiento, con el que se llegan a esos extremos apocalípticos pocas veces alcanzados en la historia de la música. Bychkov echa aquí el resto, dominando la amplia gradación dinámica del sonido orquestal y dando una sensación de suprema eficacia coral, en la que los versos de Klopstock llegan a superar su función poética al fundirse con la música, generándose una trascendente atmósfera que hace que se tenga de alguna manera una percepción muy próxima a la que se tendría en vivo. Con esta tercera incursión de Bychkov en el sinfonismo de Mahler a través del sello Pentatone se confirma que nos encontramos ante una nueva senda mahleriana en el actual panorama fonográfico, que requiere máxima atención y obligado seguimiento.

José Antonio Cantón