Desapercibido por la arrolladora personalidad de su coetáneo, el ubicuo Heitor Villa-Lobos, el compositor carioca de ascendencia española, Óscar Lorenzo Fernández (1897-1948), ejerció como músico puente entre el nacionalismo romántico de Alberto Nepomuceno y Francisco Braga, y la generación experimental de Claudio Santoro y Edino Krieger. Fechado en 1930, Reisado do Pastoreio, suite de temas de su ópera nacionalista Malazarte, ejemplifica la combinación de texturas impresionistas con la dinámica rítmica afrobrasileña ostensible en el batuque final popularizado por Toscanini o Bernstein.

Concluido el Estado Novo de Getulio Vargas a la par que la Segunda Guerra Mundial, el compositor diluye su expresividad nacionalista para abrazar un estilo más conceptual alumbrando su Sinfonía n. 1 en 1945, obra politonal de gran robustez formal y espejo neoclásico que abunda en gestos de Villa-Lobos y en ricos ostinati rítmicos de base popular. Estas cualidades se extienden a la heroica Segunda Sinfonía “El cazador de esmeraldas”, obra de carácter programático a raíz del poema homónimo del poeta Olavo Bilac que narra la épica de los bandeirantes.

Como es habitual en la serie “Música de Brasil” editada en Naxos, la espaciosa escena sonora de la grabación es el soporte ideal para las referenciales versiones de este generoso disco a cargo de la Orquesta Filarmónica de Minas Gerais, dirigida por su titular, Fabio Mechetti, que colma vacíos discográficos y actualiza las ediciones históricas.

Justino Losada