Lejos de la abigarrada Kraft, obra que diera a conocer al finés Magnus Lindberg (1958), el entusiasta Concierto para viola de 2024 se inserta en su flexible y exquisitamente orquestado lenguaje de madurez presente ya en Aura de 1994 o en el Concierto para orquesta de 2003, en el que un sonido granulado de ecos neoimpresionistas lo emparentan, de forma sintética, tanto con el color sinfónico de Lutoslawski como con la diafanidad espectralista. Estructurado en tres secciones de equilibrado diálogo entre solista y orquesta, Lindberg expone un discurso de gran fluidez y direccionalidad, repleto de bellas ideas, polirritmias y un compacto contrapunto, que nutre breves melodías cantables (literalmente en la cadencia solista) en continua metamorfosis lírica en torno a centros tonales desplegados como jalones de una gran forma sonata.

El disco cierra con dos obras sinfónicas de 2020 del mismo marco: Absences, fresco en forma de variaciones sobre un tema de Les Adieux de Beethoven y la más juguetona, reminiscente de Feria, sibeliana y nocturna Serenades. Lawrence Power, dedicatario del concierto, se muestra tan cómodo como pletórico en una interpretación de robusto y caudaloso sonido, acompañado por una Orquesta de la Radio de Finlandia en desahogada e idiomática empresa, guiada con mimo por su actual titular, Nicholas Collon. La técnica y el sonido Ondine, como de costumbre apabullantes, hacen que este superlativo CD no sea solo una necesaria recomendación, sino un verdadero regalo.

Justino Losada