Música clásica desde 1929

Discos recomendados de Ritmo

En esta sección encontrará los 10 discos que la revista RITMO recomienda cada mes, clasificados por meses y por su orden de recomendación del 1 al 10. Se archivan los recomendados desde junio 2011, para ver anteriores ir a "Ritmo Histórico".
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Ritmo Septiembre 2023 - Núm. 975

LANGGAARD: Las 16 sinfonías; Drapa; Sphinx; Hvidbjerg-Drapa; Danmarks Radio; Res absùrda!?

Inger Dam-Jensen (mezzosoprano); Johan Reuter (barítono); Lars Petersen (tenor); Per Salo (piano); Coro Nacional Danés; Ensemble Vocal Nacional Danés; Orquesta Sinfónica Nacional Danesa / Thomas Dausgaard.
Dacapo 8.207002 (7 CD)



La crítica

El momento de un incomprendido

Es conocida la anécdota en la que el compositor danés Per Nørgård (1932) dispuso una partitura para que György Ligeti la revisara en las Jornadas de Música Nórdica de Estocolmo en 1968. Ligeti hojeó la partitura y, asombrado al descubrir como las técnicas de micropolifonía presentes en Atmosphères y Lontano estaban en una obra de 1916, comenzó a leerla desde el inicio. Maravillado por tal descubrimiento, programó Música de las esferas, inédita desde su última interpretación en 1922. Sonriéndose, Ligeti acababa de descubrir la música de un perspicaz, ecléctico e incomprendido compositor, la del danés Rued Langgaard (1893-1952).

Nacido en Copenhague en el seno de una familia burguesa con antecedentes musicales (sus padres eran pianistas) el joven Langgaard consiguió reconocimiento cuando, a los 17 años, alumbró su Primera Sinfonía, Pastorales de los acantilados, definiendo la estética de sus primeras obras plenas de armonías románticas, arcos formales brucknerianos y un expresivo optimismo juvenil a caballo entre Liszt y Wagner (sirva como ejemplo el desarrollo del delicioso primer movimiento) mediante una opulenta orquestación. Estrenada por la Orquesta Filarmónica de Berlín con Max Fiedler en 1919, resultó en un éxito rotundo que, amargamente, rechazó la crítica danesa que encumbraba a Nielsen y tildaba de excéntrico a Langgaard.

Bajo la misma tónica se inspira la naturalista Segunda, El despertar de la primavera, de 1914, que cuenta con poemas de Emil Rittershaus (1834-1897), así como la concertante para piano, coro y orquesta, Tercera de 1916,  La euforia de la juventud - La melodía, de ecos schumannianos y escrita en un movimiento. La Cuarta, Otoño, de 1918 y la Quinta Sinfonía, de 1919, ofrecida aquí en versiones original y revisada, despliegan un lenguaje simbolista más austero y direccional en torno a preocupaciones teosóficas a la manera de Scriabin.

Así, la abstracta Sexta, El desgarro de los cielos, de 1920, influenciada por Música de las esferas, supone, junto con su proscrita ópera Anticristo, el final de la primera gran etapa de su producción sinfónica. Con un apoyo cada vez menor, y un carácter más introspectivo e irascible al no lograr reconocimiento, Langgaard, evitó la estética neoclásica a diferencia de su paisano, el compositor Knudåge Riisager (1897-1974), para regresar al romanticismo reduciendo toda experimentación a las formas sinfónicas. Por ello, la única institución que interpretaba su música en conciertos radiofónicos, la Orquesta de la Radio de Dinamarca dirigida entonces por Launy Grøndahl (1886-1960), rechazó diversas de sus obras.

La Séptima Sinfonía de 1926 y la Octava de 1928, Recuerdos de Amalienborg para tenor, coro y orquesta sobre textos de Johannes Jørgensen (1866-1956) y Christian Richardt (1831-1892), exponen este estilo regresivo que sintetiza en partituras de no más de quince minutos de duración. El hiato de la década de los 30 abre su último gran segmento productivo, la década de los 40, una vez se consolida como organista en la catedral de Ribe, lejos del establishment de Copenhague. De este periodo son las ocho Sinfonías restantes.

La delicada y equilibrada Novena, de 1942, De la ciudad de la reina Dagmar y la incisiva y straussiana Décima, En el salón de los truenos, de 1945, dan paso a dos hitos maximalistas en su sinfonismo, la exigua Decimoprimera, Ixion de 1945, de menos de siete minutos y la, algo más larga, Duodécima Helsingeborg de 1946, reminiscencia de su Primera Sinfonía.

La cautivadora Decimotercera, Creencia en los prodigios, de 1947, la evocadora Decimocuarta para coro y orquesta, La mañana, de 1951, la convulsa Decimoquinta de 1949, La tormenta en el mar, para barítono, coro masculino y orquesta, y el recuerdo a la juventud que representa la Decimosexta de 1951, El diluvio de sol, reflejan sus continuas luchas por hacer prevalecer su personal lenguaje.

Acompañando a este ciclo se añaden los juveniles poemas sinfónicos Drapa (Elegía tras la muerte de Edvard Grieg) y Sphinx, así como protesta humorística para coro y orquesta Res absùrda!?, de 1948, por el rechazo hacia su música.

Este ciclo sinfónico grabado entre 1998 y 2008 por la Orquesta Sinfónica Nacional de Dinamarca con la dirección de Thomas Dausgaard, y editado en 2014 en formato SACD para Dacapo, se vuelve indispensable en esta cuidada reedición en CD, no solo por la afinidad de la orquesta con esta música, sino por el sentido de equilibrio, transparencia, fraseo y empaste que Dausgaard imprime cuando la partitura lo requiere, superando a voluntariosa pero ineficaz integral de Ilya Stupel con la Orquesta Filarmónica Anton Rubinstein para Danacord, y a los registros históricos de Schønwandt, Frandsen y Schmidt (Sinfonías 4, 6, 10 y 14) en Emi reeditados en Danacord, los modernos de Segerstam (Sinfonía 1) y Järvi (Sinfonías 4, 5 y 6) para Chandos e, incluso, los brillantes y novedosos de Oramo (Sinfonías 1, 2, 6 y 14) con las Orquestas Filarmónicas de Berlín y Viena en Dacapo.

Justino Losada

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