Libro con 3 CD. Volumen I: Escenas de zarzuela.
Volumen II: Ataúlfo Argenta: Preludios e Intermedios.
Volumen III: Grandes voces. Domingo, Aragall, Fleta, Caballé, Berganza, Argenta, etc.
Sony Music 19075898102 (3 CD + Libro)
La zarzuela en el siglo XXI
“Digámoslo de entrada: la zarzuela no es un género menor. Para empezar porque es casi tan antigua como la ópera, con la que tantas veces se la compara para mostrar sus presuntas carencias. Algunos estudiosos destacan que ya Lope de Vega escribió una obra que iba acompañada de música y que debió de ser el antecedente más claro de lo que luego ha llegado a ser el género. Esa pieza (La selva sin amor era su título) fue estrenada apenas un cuarto de siglo después de Eurídice de Peri y Orfeo de Monteverdi, los títulos que vieron la luz con apenas siete años de diferencia, en el inicio mismo del Seicento”, escribió Federico Moreno Torroba. El madrileño continuaba afirmando: “Siglos antes de que la globalización se instalara entre nosotros, los artistas europeos recorrían el continente, asentándose en las cortes, asistiendo a fiestas de boda, coronaciones y celebraciones de armisticios y allí intercambiaban conocimientos, estilos y lenguajes. Por eso no cabe pensar que quienes en España empezaron a componer un género nuevo que dio en representarse en el teatro instalado en el Palacio de la Zarzuela, y de ahí su nombre, no supieran de la existencia de esos títulos que habían inaugurado un capítulo de la música que mezclaba voces e instrumentos, estaba construido sobre un argumento literario y se alejaba del oratorio y las demandas de la Iglesia. La característica fundamental de la zarzuela reside en que durante siglos mantuvo un esquema más o menos invariable en el que se mezclan diálogos hablados con otros cantados, piezas para solista con coros y todo ello sobre una trama en general cómico-amorosa, con mucha presencia de regionalismos de todo tipo: ambientales, lingüísticos y con frecuencia casi antropológicos.
Sirvan estas claras palabras del autor de Luisa Fernanda para definir un género como la zarzuela, del que ahora Sony Music edita un admirable disco-libro con 3 CD, con intérpretes como Plácido Domingo, Jaume Aragall, Miguel Fleta, Montserrat Caballé o Teresa Berganza, entre los cantantes, y Ataúlfo Argenta como director de orquesta, del que recordamos las palabras de su hijo, Fernando, el gran comunicador: “Es para mí un orgullo comprobar cómo las grabaciones dirigidas por mi padre continúan siendo editadas y extraordinariamente bien recibidas por el público”.
La zarzuela nació en España a finales del siglo XVII para contar historias de la calle, llenas de humor, amor e ironía. Sus grandes obras, compuestas hasta bien entrado el siglo XX, entroncan con el musical actual, el que abarrota los teatros de la Gran Vía, en el planteamiento de sus tramas populares y la mezcla de diálogos hablados con música. Como ocurre con estos musicales famosos, muchos conocemos sus temas más célebres y pegadizos y hasta seríamos capaces de tararearlos, aunque nunca los hayamos escuchado en un teatro. La Zarzuela ha estado desde siempre entre nosotros y hoy vive una profunda renovación, gracias a nuevos creadores que se acercan a ella para devolverle una actualidad que nunca debió perder, como bien puede comprobarse cada temporada en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
Tiempo de zarzuela
Como afirma Daniel Bianco, director del Teatro de la Zarzuela, en el importante texto que firma para esta edición: “Estamos en el siglo XXI, y sin duda es tiempo de zarzuela. El género musical español por excelencia, único en el mundo y por tanto parte sustancial de nuestro patrimonio cultural, goza hoy de muy buena salud. Y esta lozanía debería reflejarse, y estoy seguro de que lo hará en los años venideros, no solo en la aceptación, sino también en el entusiasmo de todo tipo de audiencias. El fondo del repertorio es descomunal. Se cuentan por miles las obras de muchos de nuestros mejores compositores de finales del siglo XVII y del XVIII; Hidalgo, Durón, Literes, Nebra…, o de la segunda mitad del XIX y la primera del XX, Barbieri, Chapí, Chueca, Fernández Caballero, Giménez, Vives, Valverde, Serrano, Moreno Torroba…, que idearon partituras, obras maestras, que a día de hoy conservan intacta la frescura de antaño, y que nada tienen que envidiar a las obras operísticas más universales”.
Prosigue Bianco: “El inconveniente llega cuando en los años 50 la zarzuela deja de renovarse y hay que ir avanzando recurriendo a esa gran producción, inmensa, que nos ha quedado como herencia. Los años pasan y las dificultades crecen para este género que se llena de prejuicios como si hubiera sido un producto ideado por el régimen franquista. Consumado este, la zarzuela se arrincona, se le busca un lugar más cercano al interés folclórico, y, como inevitable consecuencia, las propuestas escénicas dejan de evolucionar. Se estancan. Las nuevas generaciones, y hablamos ya de al menos dos, miran la zarzuela como algo museístico, se diría que con la misma actitud que adoptarían ante una reliquia. Pero a pesar de que muchos fechan su caducidad allá por la década de los 50 del siglo pasado, la zarzuela no solo no ha muerto sino que, a día de hoy, está muy viva y en forma. Las partituras, infinidad de ellas, son actuales, frescas, brillantes. No así muchos de los textos hablados, desfasados e incomprensibles en su forma de expresar o con connotaciones imposibles de aceptar hoy en día. Renovar textos, modernizar la escena, salir en busca de ese público potencial, joven y no tanto, ansioso de nuevas emociones; de esos oídos aún vírgenes de zarzuela, y por tanto felizmente privados de cualquier prejuicio. Ese es el camino, simplemente situar nuestro género único en el siglo XXI que para bien (y para mal) nos toca vivir. Nosotros sentimos, pensamos y vivimos de manera diferente a la de entonces. Miremos pues nuestro género lírico con los ojos de hoy, y las nuevas generaciones volverán a escuchar zarzuela con entusiasmo”.
Con el título de Siglo XXI, Tiempo de Zarzuela, Bianco continúa diciendo: “Y debe ser esta, sin duda, una respetuosa renovación que tenga como leitmotiv ir de lo visual al texto y a la música. Trabajar con la idea clara de que la zarzuela es música que se ve. La importancia de esta salvaguarda imprescindible cobra aún más valor y sentido si se tiene en cuenta que la zarzuela no es solo patrimonio de España. Cruzó el Atlántico para echar profundas raíces en Latinoamérica, donde la asumieron como algo propio. Y, asimismo, no me canso de decir que la zarzuela está en el corazón de las muchas Españas que conviven en España. La zarzuela es gallega, catalana, andaluza, vasca, manchega... Aún debemos recorrer un largo y difícil camino, pero en el Teatro de la Zarzuela, que nació y que vive desde hace más de 160 años para preservar y difundir nuestro patrimonio lírico (su razón de ser), ya hemos empezado a comprobar que funciona. Que no es una utopía. La sala llena cada noche, y el público feliz. Estamos en el siglo XXI, y sin duda es tiempo de zarzuela”.
Esta fantástica recopilación, con cuidadas ilustraciones del diseñador Abraham Menéndez (Abe The Ape), invita al lector descubrir la Zarzuela por primera vez o a volver a disfrutar de nuevo de los pasajes más brillantes de su larga historia.
Blanca Gallego