Nueve años menor que su compatriota y colega generacional Claudio Santoro, el compositor, gestor y agitador cultural catarinense Edino Krieger (1928-2022) se erige como un músico que, desde aproximaciones al serialismo y el neoclasicismo, mixtura y sintetiza la base tradicional del material folklórico brasileño junto con las técnicas de vanguardia. Así en Variações Elementares de 1964 parte de una escritura concertante con citas de músicas urbanas con una orquestación influenciada por Copland y Mennin, para mutar en Ludus Symphonicus de 1965, obra en la que la deriva serial jalona una arquitectura en tres movimientos en los que la armonía, el sentido melódico y el ritmo son sus respectivos motores. El contacto con la vanguardia polaca de Lutosławski y Penderecki a finales de la década de los 60 añadió recursos a la música de Krieger como la aleatoriedad controlada en Fanfarra e Sequências, para coro y orquesta, de 1970, o el empleo de clusters y el juego de timbres entre secciones en Estro Armonico de 1975 o en Três Imagens de Nova Friburgo, para clave y cuerda, de 1988. De 1972 es su considerada obra maestra, el sincrético Canticum Naturale, asombroso díptico sinfónico de inspiración amazónica basado en grabaciones del canto de aves.

A cargo de la eficaz Orquesta Filarmónica de Goiás, dirigida por Neil Thomson, junto con el Coro Sinfónico de São Paulo y la soprano Flavia Fernandes, esta referencial grabación actualiza el añejo disco de registros analógicos editado en Soarmec.

Justino Losada