El boom, algo pasajero (a finales del siglo pasado), de los compositores de entreguerras hace que, muchas veces, nos centremos exclusivamente en el análisis histórico (como mero eslabón generacional) de los mismos. Por eso, es muy injusto pensar en Zemlinsky o en su discípulo Korngold como simples puentes (que, en cierta medida, fueron) entre el post romanticismo de Mahler y la segunda Escuela de Viena. Eran, por encima de casualidades temporales o estilísticas, compositores de una imaginación desbordante. Estos dos Tríos con piano son un ejemplo de cómo su fantasía musical apabulló a las audiencias ya desde sus primeros trabajos (son los Op. 1 y 3 de sus respectivos catálogos). Por supuesto que encontramos ese lenguaje frontera (más marcado en el mayor de ambos, lógicamente) que anticipa la revolución expresionista. Aunque lo que más destaca es la belleza de las melodías, la pasión constructiva y el desapego por el seguidismo literal de aquellos años. Ambos tenían un sonido diferente y personal, que desde sus primeros trabajos (formalmente exquisitos, además) hasta el final de sus días (en el caso de Korngold, en bellísimas bandas sonoras) resultaba identificable.

Bravo por Ars Produktion, en ese esfuerzo de seguir descubriendo el valor de estos aprendices de genio. Además la grabación es espectacular (en SACD) y el Trío Stefan Zweig defiende las obras con la inteligencia del escritor a quien veneran en su nombre.

Juan Berberana