Pocas parejas más indisolublemente asociadas que Steven Spielberg y John Williams: 43 años y más de dos docenas de películas. Sobre la maestría de John Williams como compositor nada se debe añadir, aunque habría que remarcar su capacidad extraordinaria de apropiarse de estilos diversos, desde lo étnico al jazz, para crear ese clima inconfundible que tienen sus bandas sonoras. Tras haber publicado dos discos en 1991 y 1995 con obras de Williams para cine de Spielberg, la verdad es que ya era hora de proseguir esa serie, pues desde entonces este dúo nos ha entregado obras como La Terminal, War Horse, Las aventuras de Tintín (con una música chispeante), Lincoln, Salvar al soldado Ryan, Munich… y paro por no aburrir.

Las orquestas, tanto la Boston Pops como la Recording Arts son orquestas de aluvión, pero con un nivel de excelencia increíble. Dirige el propio John Williams, el cual es de gesto bastante hierático y todo lo más da alguna entrada, pero poco más necesitan estos músicos. En total, 44 fragmentos de música de buena factura, acompañados por un breve documental (DVD) donde ambos aparecen en el momento de grabar el tercer disco de esta trilogía. No olviden que gran parte de la buena música se halla en las bandas sonoras.

Jerónimo Marín