Pavol Breslik, tenor. Robert Pechanec, piano. Ester Pavlu, mezzo. Dominika Hanko y Zuzana Marczelová, sopranos. Mária Kovács, mezzo.
Orfeo C989201 (CD)
LAS PASIONES DE JANÁCEK
Al aficionado curioso le gusta especialmente descubrir nuevo repertorio y da por buena una interpretación simplemente correcta, si es necesario, pero el aficionado curioso valora como el que más una interpretación excelente, así que si se reconocen en esta categoría la recomendación es clara: corran a escuchar el disco. Y si son más de disfrutar del repertorio asentado, piensen en Jenufa, Katia Kabanová o El caso Makropoulos y en que canta Pavol Breslik y corran también.
Diario de un desaparecido es un ciclo magnífico; veintiuna canciones, de las cuales tres compartidas por los personajes, y un intermezzo del piano, para explicar una historia de amor entre un joven campesino y una gitana. Es una de esas obras de las que es fácil enamorarse y que ganan a cada escucha, y esta grabación lo tiene todo: en primer lugar, un cantante estupendo, Pavol Breslik, que hace suya la evolución del campesino Jan desde la inocencia (por ejemplo, el n. 3, “Las luciérnagas bailan”) hasta su madura despedida (estupendo n. 22, “¡Adiós, país natal!”), y un pianista, Robert Pechanec, expresivo y con carácter. Como es habitual en las obras de Janácek, la línea vocal se ciñe mucho a la prosodia de la lengua, el valaco, en este caso, así que no hemos de esperar amplias y encantadoras melodías (aunque no por eso deje de haber momentos de un lirismo bellísimo) y a menudo es el piano el que describe y narra las diferentes situaciones. Las cantantes intervienen solo en la parte central del ciclo, la seducción, y están estupendas también. La voz de Ester Pavlu se impone con autoridad, convirtiendo a la gitana Zefka en el contrapunto adecuado a las dudas de Jan en sus dos dúos, las canciones n. 9, "Sé bienvenido, Janicku" y n. 11, "El aroma del trigo". Por su parte, Dominika Hanko, Zuzana Marczelová y Mária Kovács, el pequeño coro que adapta brevemente el papel de narrador, suenan etéreas, testigos del amor a la manera de Brangäne.
Si Diario de un desaparecido es una obra con poca difusión, me atrevería a decir que, para la gran mayoría de los lectores, las otras dos obras del disco son completamente desconocidas. Responden a una de las pasiones de Janácek, que desde 1888 se dedicó a recuperar el patrimonio musical tradicional moravo, recolectando piezas sobre el terreno. Sabemos, por el título del primer ciclo, Seis canciones populares cantadas por Eva Gabel, quién le dio a conocer estas canciones que hablan de soldados, amores fugaces y novias que esperan, y de las que podemos destacar la última, "Escucha ya, Anitschka". El segundo ciclo, Canciones de Detva, se conoce también como Canciones de bandolero; son ocho piezas estructuradas todas ellas en pareados que empiezan con una declaración de intenciones, “No seré una buena persona / eso no es para mí”, una canción que nos impulsa a seguir las aventuras del bandolero. Así como en el Diario apenas escuchamos nada que nos recuerde a la música popular, en estos ciclos la identificamos claramente en la línea vocal, bien diferenciada en ambas obras, mientras que la armonización tiene un lenguaje rico y sofisticado. Son canciones variadas, alegres, tristes, divertidas; atractivas, que con la interpretación lujosa de Breslik y Pechanec aún lo son más.
Sílvia Pujalte Piñán